Capítulo 24

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— Devora suéltame, me tengo que ir— Siseé tratando de quitarme a la morena de encima, me había tomado de los brazos con fuerza, ejerciendo presión hacia abajo, no me lastimaba, pero si me mantenía quieta en la cama

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— Devora suéltame, me tengo que ir— Siseé tratando de quitarme a la morena de encima, me había tomado de los brazos con fuerza, ejerciendo presión hacia abajo, no me lastimaba, pero si me mantenía quieta en la cama.

— Quédate solo por hoy.

La miré incrédula, casi como si le hubiera salido una tercera cabeza en el cuerpo, ha estado diciendo eso desde hace casi una semana, con este ya son cuatro días que me quedo en su casa.

— Dijiste eso ayer y antes de ayer, y antes de eso.— le recordé mordiendo el lado derecho de su cuello, Devora chilló con los dientes apretados y aún así no me soltó— ¡Devora, suéltame ya!

— Por favor, Isa— volvió a insistir con una mueca que se asimilaba a un puchero muy fingido, se levantó de encima mío dejándome respirar otra vez con normalidad, mis pulmones descansaron al no sentir el peso de su pecho sobre mí y sin embargo su mirada no dejó la mía en ningún momento.

Yo negué por tercera vez en el día, sentándome sobre mis rodillas en la cama, extendí una de mis manos para tomar uno de sus mechones despeinados entre mis dedos, girándolo para darle forma, pero lo único que hice fue desarmar el rizo que ya estaba hecho, torcí mis labios con algo de disgusto al no lograr lo que quería en un principio así que solo me dediqué a verla en silencio.

— Amor, sabes que mi cabello no funciona así— expresó con una risa débil, apenas audible para mis oídos y aprovechó para empujarme hacia la almohada y sentarse sobre mis caderas, sus labios atacaron mi cuello con caricias que se hacían pasar por inocentes, mientras sus manos bajaban por mis costillas hasta llegar a mi ombligo, amasó la piel de mis costados sacando leves suspiros de mi boca, Devora descendió aún más, llevándose la tela de mi top y dejando mis senos a la vista, tomó uno entre sus dedos, tirando de él hacia arriba, yo jadeé por el contacto y por la sensación que empezaba a sentir entre mis piernas.— Pero si nos bañamos juntas tal vez puedas peinarlo ¿Qué opinas?

Si, si, si. Joder si.

No, Devora me tengo que ir, en serio.

Bufó aún en mi cuello.

— Por favor, Isabella.

Los mordiscos que dejaba en mi cuello aumentaban aún más la necesidad entre mis piernas y por reflejo las cerré para conseguir un poco de contacto, pero Devora las separo con una de sus piernas, subió su rodilla estimulándome sobre la ropa que conservaba, mis jadeos eran amortiguados por la palma de mi mano, me negaba a dejar salir un sonido coherente tan rápido, quería jugar un poco con la morena antes de que pierda la paciencia completamente.

— Isabella— la advertencia en su voz aumentaba la lujuria en mis ojos— No me provoques, no quieres eso amor— Siguió con sus toqueteos sin conseguir ningún sonido de mi parte, en este punto mi ropa había desaparecido de mi cuerpo mientras que ella estaba aún con sus prendas intactas, cabreada, lo podía ver en sus ojos y eso me prendía.— Párate, ponte sobre tus rodillas y dame la espalda— Me ordenó cortante y por un instante pensé que había jodido el momento, aunque esa idea murió cuando la escuché rebuscando en los cajones de la habitación; algo frío recorrió mi espalda haciéndome enderezar y no me giré únicamente porque Devora me mantenía en mi lugar— Shh, cálmate. Será divertido... al menos para mí, pero creo que tenemos que estimularte un poco más.

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