II. Demasiado dulce

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Ese nuevo nombre le gustó al demonio, así que hizo un pequeño gesto de aprobación, sin embargo desde atrás un par de arrogantes chicas se acercaron a la pelirroja, tirando de su cabello.

- ¡Qué horror Menoly! Me atoré con una fea como esa... - dijo la de cabello negro en dos coletas y ojos violeta

Se escucharon las risas en el pasillo, la humillada joven solo agachó la cabeza, protegiendo a la criatura en su pecho

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Se escucharon las risas en el pasillo, la humillada joven solo agachó la cabeza, protegiendo a la criatura en su pecho.

- ¡No, Loly! Sí te acercas a alguien gorda como ella solo parecerás una vaca... - dijo una rubia ojiverde qué lanzó a la víctima un chorro de leche

Los presentes solo se volvieron a reír. Nadie intentó ayudarla. El demonio sólo miraba su rostro de la niña sollozando. Se sintió frustrado ante la situación. Entonces, la pelirroja pasó saliva, estaba totalmente asustada, era como si quisiera hacerse pequeña o desaparecer. Sonó en las bocinas un trío de campanillas, lo que indicaba el comienzo de las clases.

- Vámonos Menoly, que no quiero estar cerca de tan sucia y mal oliente cerda... - dijo con desprecio la pelinegra

Así todos comenzaron a entrar a los salones para tomar su clase. Mientras la chica solo miraba a su murciélago. El animal solo le dio de lengüetazos a los dedos de su salvadora, usando su afelpada melena recargó su cabeza contra la palma de su mano a manera de apoyo y consuelo.

- No te preocupes pequeño Ulquiorra... Todo está bien... Vamos a limpiar éste desastre y después a clases... - dijo amable la chica

Con un nudo en la garganta y un pañuelo la estudiante se dirigió al sanitario cuidando que nadie la siguiera. Resignada mojó el paño y limpió su ropa, con las manos sacudió su cabello, en el agua clara del lavabo se metió el alado para dar vueltas bajó el chorro para ducharse. La encantadora universitaria tomó una toalla de mano y seco a la criatura.

- ¡Vamos! - exclamó amena la pelirroja

Caminó por el pasillo con cierta tranquilidad hasta arribar a su salón, siendo recibida con un regañó.

- Llega tarde señorita Inoue, tomé asiento... - dijo frío el maestro

- Sí, lo lamento... - dijo la intrusa

En una barra de laboratorio se sentó la deprimida joven en un banco. El vampiro en su pecho solo emitió un breve chillido parecido a la letra "i".

- ¡Buenos días Inoue! ¿Qué te pasó? ¿Por qué estás mojada? - dijo una chica de cabello negro con tonos violeta algo alborotado de fina figura un poco más alta que la recién llegada

El catedrático comenzó con la lección.

- Un accidente ayudando a éste pequeño... - dijo con una clara mentira la pelirroja

- ¡Oye! ¿Eso no es un vampiro? ¿Puede tener rabia? - dijo con mala cara la otra estudiante

Eso molestó al animal qué solo exhaló molestó. Ronroneo como un gato y la gentil dama tomó sus garras para que el alado mostrará lo dócil qué era la criatura.

El vampiro en mi pecho Donde viven las historias. Descúbrelo ahora