04:Una cita

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-¿De verdad ves tanto a mí pequeña como tú hija que tu cuerpo respondió a ello?- Checo tragó saliva como por cuarta vez, sentía su garganta muy seca

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-¿De verdad ves tanto a mí pequeña como tú hija que tu cuerpo respondió a ello?- Checo
tragó saliva como por cuarta vez, sentía su garganta muy seca.

Asintió despacio ante la pregunta del rubio, estaban ahora sentados en el comedor de la casa de Max, Oli jugaba en el suelo con unos juguetes.

Mientras que ellos estaban hablando de lo que les habían dicho en el hospital. Ahora Checo era la madre, no biológica, pero seguía siendo la madre de Oli, una parte de Checo estaba contento con eso, pero su parte racional le gritaba.

¡No había tenido ni una cita con Max y ya había llegado reclamando su lugar en su pequeña familia!

Si su vida fuera una película como se llamaría, ¿Madre por accidente?, Sonaba justo como le acababa de suceder.

-¿Que harías si te dijera que me mudaré a otro país y me llevaré a Oli conmigo?- el aire en sus pulmones se detuvo por completo.

Miró al alfa con algo de miedo, estaba serio y con los brazos cruzados sobre su pecho. No podía, Max no podía hacerle eso, era su pequeña no podía quitársela.

-¡Te los prohibo, no puedes llevarte a Olivia lejos de mí!- no supo en que momento se había levantado de su puesto, golpeando la mesa con sus manos y mostraba sus pequeños colmillos a la defensiva.

-¿Baba?- Oli dejó lo que estaba haciendo para mirar a los mayores, podía sentir el aire de molestía que tenía el peli-verde, daba algo de miedo verlo molesto, eso nunca sucedía. Max por su parte solo sonrió, confundiendo más al pecoso.

-Tanto la quieres ¿Eh?, ¿Dónde estuviste antes?, Si te hubiera encontrado quizás mi bichito no hubiera sufrido tanto.- Checo se sintió avergonzado, muy avergonzado, y una parte suya molesta, Max le había echo una prueba.

-Yo la quiero, no pienses en alejarla de mí.- había formado un laso con Oli, si los separaban ambos iban a sufrir bastante. Max solo le sonrió, una sonrisa tranquila y leve.

-No lo haré Sergio, y tú ya no podrás escapar de mi tampoco, no te dejaré ir.- Checo se sonrojó ante esa declaración, supo leer entre líneas. Una mano pequeña jaló su ropa y miró hacia abajo, Oli quería subirse a su regazo.

El Omega alzó con cuidado a la pequeña, la sentó en sus piernas y ella giró rápidamente a sus pechos tocando allí, ya era su hora de comer, y desde que empezó a lactar no había tocado sus biberones.

Se alzó la camisa acomodando a la pequeña para que pudiera comer comida y tranquila, Oli dió un ronrroneo complacido mientras succionaba su pezón con ganas.

Checo sintió como el aroma del alfa rubio se volvía pesado, cargado con un poco de excitación, su boca se hizo agua al oler algo de esa manera. Alzó el rostro para ver al rubio, sus ojos azules eran intensos sobre el, y no se despegaban de sus pechos.

Tragó saliva sintiendo su rostro arder, más que rojo que un tomate maduro. Sabía, en sus estudios sobre los cachorros aprendía de todo ese tipo de cosas, no era un secreto que a los alfas les encantaba la leche materna que daban los omegas.

¿Mamá? - Chestappen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora