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—¡vamos, date prisa!

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—¡vamos, date prisa!

—¡espera! mis zapatos...

el pequeño niño de cabello azabache miró su pie derecho ahora descalzo. sus sandalias estaban tan desgastadas que una se rompió por la carrera que estaba dando con tal de no llegar tarde a sus clases de pintura.

—te dije que no aguantarían más—le reprochó su amigo, un niño de cabello color almendra y sonrisa brillante Ilamado minho —. tienes muchos zapatos pero solo usas esos.

hyunjin se avergonzó ante el comentario de minho. tenía razón. todos los días ocupaba el mismo par de sandalias sin importar la ocasión, pero había una razón detrás de ello: su hermano mayor se las había obsequiado en su cumpleaños número seis. sus pies crecieron desde entonces, pero eso no le impedia llevarios puestos aún si le lastimaban la piel.

—no importa, iré descalzo.

—está bien, solo vámonos antes de que nos castiguen de nuevo.

hyunjin asintió. cuando estuvo listo para seguir al pequeño castaña su atención fue captada por un brillo a lo lejos. venía del instituto para principes y miembros reales.

un niño, quizás de la misma edad, hacia crecer una llama en sus manos.

hyunjin sabía que se trataba de un mago del reino de otoño, pues ese era su poder elemental, solo que no entendia porqué ese niño de cabello oscuro dominaba las llamas como si nada dado que, hasta donde su escaso conocimiento llegaba, los magos dominaban sus poderes entre la edad de los dieciséis y veinte. ¿acaso estaba viendo mal?

—¡hyunjin! creí que venías detrás de mi. me hiciste regresar desde lejos. ya vámonos. — minho grito en su oído y luego lo arrastro llevándolo consigo.

aunque sus clases transcurrieron con normalidad, hyunjin no se sentía normal. no dejó de pensar en la facilidad con la que ese niño manejaba su poder. lo había dejado fascinado, si el podía, hyunjin también, ¿no? quería creer que si.

en cuanto la señorita jeon, la jefa de las damas de compañia que se encargaba de su cuidado, llegó a recogerlo para llevarla a casa, hyunjin se encontró a el mismo hablando con entusiasmo sobre aquello que presenció antes. la señorita jeon solo asentia sin decir palabra alguna, asombrada por su comportamiento. hyunjin era un niño de pocas palabras, demasiado penoso para hablar por más de un minuto seguido, pero ahora hablaba como nunca antes. sin parar un segundo antes de continuar hablando.

al llegar a casa, después de cambiar su ropa, su madre lo llamó. al parecer tenían invitados y el debía estar presente como acto de buena educacion.

cuando entró a la sala principal descubrió que sus invitados no eran nada más ni nada menos que la familia real de otoño; la reina y su hijo.

el niño que vio esa mañana estaba ahí. llevaba puesto un hanbok largo de tonos rojizos y tenía unos despampanantes bordados de oro y piedras preciosas que
adornaban su jokki.

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