Es un Fanfic de romance entre los dos actores: Matías Recalt y Enzo Vogrincic.
Se sitúa tiempo después del lanzamiento de la película, cuando una fresca noche de verano con Enzo alcoholizado y Matías adormilado lo cambia todo sin que lo noten.
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Matías abandonó por completo la idea de mirar SpiderMan cuando Enzo le ganó después de seis intentos, su suerte no funcionaba muy bien ese día.
Se sentaron en el sillón de la sala, frente al televisor y Matías asumió que dormiría ahí, no tenía el valor de preguntar y prefería fingir dormirse ahí para no tener que hacerlo. Enzo buscó entre las películas de comedia la que quería, y el chico se guardó para si mismo que ya la había visto, tal vez veinte veces, era la preferida de su papá pero no iba a arruinar la película por eso, no dijo nada porque no quería incomodarlo.
Estaban sentados a medio almohadón de distancia, Enzo apagó las luces y se veía ilusionado de verla con Matías. Mientras la primera escena pasaba puso su brazo en el respaldar del sillón.
Se rieron en casi las mismas partes, y coincidían en comentarios boludos al respecto. Hubo una escena que detonó ese sentimiento de nostalgia en Matías, a su papá le encantaba y siempre repetía la escena con el control. Por más que se esforzó en que sus ojos no quedaran anegados un puchero apareció en su cara, la luz del televisor resaltaba más el hecho de que sus ojos estaban llorosos.
El recuerdo volvía por más que no lo quisiera, su papá era todo y cuando murió dejó soledad en su lugar, nunca había perdido a alguien tan importante, era como si le faltara un pilar y no se pudiera sostener por sí mismo. Era vergonzoso admitir que se había refugiado durante un corto período de tiempo en las drogas, no podía imaginarse más bajó que eso, hacía casi un año que no consumía, y era lo mejor, porque no era un fisura, esa no era la vida que quería, había recaído una sola vez y esperaba que fuera la última.
Enzo no notó lo lloroso de su rostro porque estaba muy metido en la pelicula, Matías se limpió con la mano y un ruido nasal, de esos que tenes cuando lloras lo delató. Confundido Enzo se giró, por un instante pensó que era una risa pero le vio el rostro y se dio cuenta de que no.
-¿Qué pasó? ¿estás bien?-Preguntó con un tono de preocupación y se agachó un poco.
Matías se sintió notablemente avergonzado pero no era algo que pudiera controlar.
-No pasa nada, se me metió una basurita en el ojo.-Dió una risa triste.
Enzo pauso la película y se volvió a mirarlo, con esos ojos perfectamente suaves, tan afines a un sentimiento de cariño. Le puso una mano en el rostro y con una caricia le limpió el párpado de abajo. Matías bajó la mirada, el tacto le resultó reconfortante, tanto como un abrazo.
-Perdón, es que la película me hizo acordar a mi papá...pero ya se me pasa, fue la escena que no sé.-pasó saliva.
El Uruguayo se ablandaba por completo con sólo verlo llorar, era como si le doliera también, un sentimiento raramente encontrado. Jamás habría aceptado una disculpa tan innecesaria, nadie debería pedir perdón por sentir.
-No me pidas perdón, yo fui el que te insistió con esa película, no sabía que...¿querés mirar otra? o ¿querés dormir? Si no te hago una chocolatada porque tengo un montón de-
