Extra

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Emma daba vueltas entre las sabanas soltando quejidos, se había enfermado y estaba harta de tener la nariz tapada y toser. Soltó un grito de frustración y aventó lo más cercano que era un peluche de mapache, pegó en la pared junto a la puerta y cayó al piso, se sentó en la cama con una mueca mientras sorbía la nariz y se la tallaba con fuerza dejando su nariz más roja de lo que ya estaba, su cabello estaba agarrado en una coleta pero la ligaba ya casi estaba a la mitad y usaba una playera que le había robado a Oscar.

–¿Y a él que le pasó?– preguntó el australiano entrando con una charola de comida viendo al peluche en el piso.

–Murió.– respondió la chica con desgane.

–Lamentable.– Oscar se acercó y dejó la charola a un lado mientras se sentaba a lado de su chica escaneando su rostro en señales de mejoría.–¿Cómo sigues?

–Horrible, no puedo respirar bien, me estoy quedando ronca y me veo horrible.– dijo Emma desviando su vista para no llorar, nunca se enfermaba y cuando lo hacía le enojaba y entristecía ver su reflejo en los espejos.

–No te ves horrible, estás enferma...todos nos vemos distintos estando así.– dijo Oscar con un cariño inexplicable mientras ponía un mechón de su cabello detrás de su oreja.

–Estoy toda pálida, se me hicieron muchas ojeras y me están saliendo granos.– Emma tenía un pequeño puchero mientras veía a su novio cuidándola con la dulzura y paciencia que pocas personas le tenían.

–Eso pasa porque la circulación de la sangre se enfoca en los órganos afectados, pero en cuanto te mejores se empezará a ir.– Oscar agarraba la charola y empezaba a sacar un par de pastillas de sus cajas.

–Ahora también eres doctor.– bromeó la chica.

–Pues no, pero es lo que me decía mi mamá, ahora tómate esto.–

–Dr.Oscar Piastri...– Emma divagaba entre sus pensamientos afiebrados con mucha tranquilidad, por lo menos sus pensamientos no la estaban carcomiendo y podía solo pensar en idioteces.–Eres un muy mal doctor, los pacientes siempre están monitoreados.

–Emma, te estaba viendo desde lejos deje la puerta abierta.– dijo el chico riendo al ver que todo lo que decía no tenía sentido.

–¿Ah si? Ni me di cuenta...– tomó las pastillas que tenía en sus manos y dejó el vaso en la mesita de noche.–¿Me abrazas?

–Tienes que comer.–

–Y si lo haré, pero me siento mal y quiero que mi novio me abrace por lo menos un rato.– la estadounidense sacó su labio inferior y puso su mejor cara triste.

–Lo dices como si nunca te abrazara.– dijo Oscar dándose por vencido y quitando la charola para luego sentarse recargándose en el respaldo de la cama y abrazar a su chica.

–No lo haces lo suficiente, deberíamos estar así todo el tiempo, así es cómodo y se duerme rico.– dijo Emma cerrando sus ojos y dejándose llevar por el sonido del corazón del australiano.

–Se duerme rico...– dijo el chico riendo.

Al final ambos se quedaron dormidos abrazados olvidándose por completo de lo demás.

Now that we don't talk || Oscar Piastri Where stories live. Discover now