𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟏𝟑.

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[17:43]

Todo el santo día trabajando, yendo de aquí para allá.
Ignorando y aveces hablando con los muchachos.

Celeste estaba mal, se sentía fatal, necesitaba hablar con alguien.
Y ese alguien siempre era Agustín, el hombre siempre la escuchaba, le aconsejaba y la trataba como a una hermana.

"Celeste" escuchó que alguien la llamaba, ella sentada en el sofá de su estudio levantó la vista del libro y miró a la puerta.
Matías estaba ahí, parado y se veía avergonzado.

"¿Que querés?" su voz salió seca, y le dolía tratar así a su amigo.
Pero si Matías no le pedía perdón ella no le hablaría bien.

"¿Podemos hablar?" había dicho él, aún en la puerta esperando que Celeste le diga que si.

"Dale" le dijo, cerrando el libro y dejándolo a su lado, cruzó las piernas y veía cada movimiento que Matías hacia.

Matías se acercó, se quedó parado en frente de ella, mirando sus propios pies.
Celeste lo miraba bastante seria, vió como Matías jugaba con sus propias manos, se notaba que estába nervioso.

"Celeste, quería decirte que... Lo siento, me comporte como un idiota inmaduro. Se que estuvo mal como te acuse y traté" la mirada de Matías se posó en los ojos de la uruguaya "me puse celoso, porqué no me gustaba que estuvieras tanto al lado de Enzo. Pero ahora entiendo que sos su amiga, y que lo queres" dijo con la voz cortada, su respiración era rápida "perdón encerio, me doy cuenta que soy yo quien está mal, voy a tratar de cambiar, te lo prometo" dijo con los ojos llorosos mientras que la uruguaya estaba quieta en su lugar.

"Matías, vos sabes que sos mi mejor amigo desde que nos conocimos, lo único que quiero para vos es lo mejor, y yo no te lo voy a sacar" se paró del sofá y se le acercó al menor.
Lo miró a los ojos y puso su mano en la mejilla del argentino, y limpió con su pulgar la lágrima que caía por la mejilla "te perdono y te prometo que te ayudaré en lo que necesites" le dijo mientras que atraía el cuerpo del argentino y lo abrazaba, al ser más alta que Matías, la cara del menor quedo justo en el hueco de su hombro y cuello.

Por lo que el menor se largo a llorar allí mismo, no sólo por ser perdonado por su mejor amiga, si no por toda la carga que tenía.

Cargaba con el peso de la muerte de su padre. Se había enterado de eso la noche pasada, por esa misma razón fue que se desmayó en el baño.
Nadie lo sabía de echo, por lo que creo una armadura a través de eso, no dejaría que nada la atravesase o rompiera.

"Se que te pasa algo más Matías" le susurro preocupada, apretó más el cuerpo contra el suyo.

"Mi papá..." esas simples palabras le bastaron a Celeste para entender lo que pasaba, acarició su pelo y empezó a trazar círculos en la espalda del menor.

"Vas a estar bien, yo estoy para tí" le dijo la chica, mientras que daba un pequeño beso en su cabeza.
Matías le creía, y por eso apretó más el cuerpo de la uruguaya, sollozando.

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𝐃𝐞𝐭𝐫𝐚𝐬 𝐝𝐞 𝐥𝐚𝐬 𝐜𝐚́𝐦𝐚𝐫𝐚𝐬. | 𝐄𝐬𝐭𝐞𝐛𝐚𝐧 𝐊𝐮𝐤𝐮𝐫𝐢𝐜𝐳𝐤𝐚.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora