Vergüenza

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Pov Chiara:

-Eso es? -dije con ilusión

-Sushi -respondieron en coro Bea, Rus y Denna

-Chivas os amo -solté el agarre de Violeta y fui a abrazar a Ruslana -Nunca he sido tan feliz -dije murándolas

-Bueno gracias -dijo Vio cruzándose de brazos

-Amor es que es sushi -nos miraron todas sorprendidas, no sabían esa parte, aún no lo habíamos contado.

Después de ese momento se miraban cómplices entre ellas pero ninguna hizo algún comentario sobre esa frase.

Cenamos sushi mientras les contábamos lo que habíamos vivido en Sunshine Coast y las ganas de volver. Hay personas que son una extensión de ti mismo; Ruslana era, es y será parte de mi familia, supongo que así eran Denna y Bea para Violeta.

La amistad entre Vio, Denna y Bea era muy bonita, se notaba el amor que se tenían y lo mucho que la extrañaron los días que estuvimos fuera, no paraban de preguntarnos hasta el mínimo detalle del viaje, en cambio Ruslana no paraba de hacer preguntas indiscretas que no paraban de ruborizarme, por suerte Violeta estaba conmigo y me agarraba la mano y respondía con algún chiste cada vez que entraba en pánico.

-Qué habéis hecho vosotras? Contadnos, por qué no os despegáis en todo el dia? -preguntó Violeta

-Pues hemos estado ayudando a Rus con la mudanza -respondió Denna

-Con cual mudanza? -dije esta vez sorprendida, no tenía ni idea

-Kiki pues que voy a estar un tiempo en Madrid

-Pero Rus, tienes mi piso, y el de tu hermana que no vive nadie

-Ya pero necesito algo nuevo, y este piso es espectacular

-Pero cuanto tiempo pretendes estar en Madrid que necesitas un piso y no puede ser el mío? -de que me había perdido?

-La verdad es que es indefinido, quiero vivir aquí un tiempo

-Pero Rus

-Miralo por el lado positivo, tienes a tu novia y a tu mejor amiga en Madrid

-No somos novias -respondimos a la vez y otra vez se hizo silencio

-Madrid siempre es bueno no?

-Siempre -dijo Denna poniéndose de pie -Chicas, una cerveza en la terraza y luego una peli? Os renta?

-Eso no se pregunta -dijo esta vez Bea

Nos sentamos en la terraza. Violeta tenía un gusto ideal para la decoración la terraza estaba muy iluminada, luces por todas partes, era un poco selva, tenía un columpio y varios asientos llenos de cojines por todas partes, y un sofá justo pegado al balcón con un puf para colocar los pies. Las chicas se sentaron todas y quedamos yo y Violeta de pie, espere a que escogiera su asiento para buscar uno lo más cerca suyo posible. No quería estar ni un segundo lejos. Con cero disimulo se dejó caer en el sofá y tiro de mi para que me quedara a su lado.

Miré a la luna que se asomaba entre los edificios y dejé, con más ruido del deseado, el vaso sobre la mesa de centro, de metal. El tráfico, inconstante a esas horas, silbaba cuatro pisos abajo y, a lo lejos, se adivinaba una sirena surcando las calles de un Madrid que, ese día de la semana, estaba más vivo que nunca. Me podría acostumbrar a esto.

Estaba en trance, Violeta lo supo y lo sé por como subió los pies al mueble y nos cubrió con la manta abrazándome sin decir nada.

-Por favor sois tan tiernas -dijo Denna

I feel loveWhere stories live. Discover now