10: Una mañana extraña (relleno)

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Este cap es más que nada relleno porque no quiero dejarlos sin actualización, voy a estar ocupada escribiendo los primeros capítulos de la nueva historia Yeji y tú.

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Los cálidos rayos del sol asaltaron mis párpados, instigando un lento despertar de mis sentidos. Al entreabrir los ojos, percibí el suave balanceo que acompañaba al movimiento del auto. Con algo de peso, me giré sobre mí mismo, orientando mi mirada hacia los asientos delanteros. Allí, en el asiento del conductor, Ryujin ya había abierto los ojos, sus manos firmemente aferradas al volante.

—¿R-Ryujin?— Mi voz emergió en un susurro ronco, arrastrado por efectos del sueño, mientras intentaba incorporarme aunque mi cuerpo aún se aferraba a la pesadez del reposo.

La mencionada se sobresaltó al oírme, aunque en un parpadeo su sorpresa se disipó en una luminosa sonrisa. —Me asustaste ¿Cómo despertó mi princesa?— Preguntó, sus ojos buscando los míos a través del espejo retrovisor antes de volver al camino.

Guardé silencio por un instante, mis párpados aún pesados. Requirió tiempo para que mi mente abandonara las ensoñaciones y retornara a la realidad. Recorriendo con la mirada los alrededores del vehículo y luego posándola en un punto fijo, respondí con un susurro cargado de ternura: —Bien... por tu compañía principalmente.—.

Sus manos se aferraron al volante de forma agresiva para suavizar la corriente de cariño agresivo creado a base de mis palabras. Sus labios se curvaron en una sonrisa de suficiencia —Te besaría tan fuerte si no estuviera conduciendo en este momento— Su voz resonó en el eco del vehículo, acompañada de la suave y muy baja melodía de la canción reproduciéndose desde la bocina de su celular.

Tomándome mi tiempo me reincorporé en mi propio asiento de la parte trasera para poder analizar mejor mis alrededores. Mi propia ropa que vestí ayer estaba desparramada en diferentes partes, dándome un empujón a averiguar las prendas tapando mi cuerpo en este momento. Al bajar mi mirada distinguí una larga tela blanca y suave abotonada alrededor de mi torso, llegando a cubrir mis muslos y marcando su fin en mis rodillas, el recorte del cuello era tan amplio que mis hombros se exponían fuera de él. La dueña de esta camisa sin dudas era Ryujin, adivinando que fue ella quien cubrió mi cuerpo con su propia ropa. En cambio mis piernas desnudas no poseían tela que las cubriera además de mi ropa interior, Ryujin lo quería así.

A paso lento se encendieron las memorias de aquella noche estrellada sobre la hermosa pintura de un campo de colores, cada fibra de mi cuerpo reviviendo dichosas sensaciones cargadas de un abrumador placer al que me entregué gustosamente. La música, las flores, las estrellas y la luna fueron testigos de los actos cometidos, y los diversos tonos de morado y rojo abrazando mis muslos y mi cuello junto a el molde de los colmillos de Ryujin clavados en mi piel son evidencias.

Percibí un hormigueo expandiéndose por la superficie de mi cara junto al característico color rojizo. Mi voz sonó en un tímido murmuro —Gracias por vestirme con tu camisa... ¿Puedo quedarme así?—.

Maravillada por mi forma de actuar, mi mayor dejó que una suave risa cargando ternura se liberara de su garganta. Agitando su cabeza de arriba a abajo me dio una respuesta positiva —Por supuesto que sí _______. De todas formas no iba a dejar que te la quites— Un destello recorrió sus iris que abandonaron la carretera y trabajaron en el espejo retrovisor, acertando en mi figura se llenaron de una vibrante lujuria al analizarme desde mis pies hasta el último cabello, deteniéndose para apreciar las manchas moradas salpicadas en mi piel. Formando una sonrisa ladina engreída demostró todo su orgullo de ser la autora de aquellas manchas. Volvió su mirada al frente.

Mis mejillas se tiñeron con un rojo brillante radiante de rubor, encendidas por los coqueteos indirectos de mi mayor. En un intento por desviar la timidez que me asfixiaba, desvié la mirada hacia la ventana del automóvil. Sin embargo, una oleada de confusión me invadió al observar hacia adelante y toparme con la inusual escena proveniente de la carretera: un grupo de ciclistas no comunes, payasos montados en bicicletas, sus risas resonando mientras pedaleaban alegremente por extenso camino de cemento. Y no eran un grupo reducido, pues del horizonte surgían aun más y más de estos sujetos con redonda nariz roja y maquillaje mal pintado a propósito.

—¿Qué hacen ellos aquí?— Con confusión mi voz desplegó una pregunta hacia Ryujin quien parecía familiarizada con la aparición extraña de los payasos.

—No lo sé, una carrera supongo— Fue lo único que respondió.

—¿No es demasiado largo como para ser una carrera? Es decir, estamos a kilómetros y kilómetros de una cuidad cercana...— Las sospechas surgieron de lo más profundo de mi mente, creyendo de que en realidad no era posible que tantas personas todas con los mismos aspectos realicen ciclismo en estos lugares.

—Lo sé ¿Es raro, cierto?— Fue la sentencia de mi mayor quien con una paz plantada en su ser continuaba conduciendo e ignoraba el diverso grupo de peculiares ciclistas payasos.

Una inquietud sutil comenzó a germinar en lo más profundo de mi ser, cosechando inseguridades. Sin embargo, al observar la admirable calma de Ryujin frente a la inusual escena ante nosotros, me vi tentada a cortar las inquietudes y expulsarlas de mi mente. Después de todo dejé mi existencia en sus manos. Por lo tanto concluí que no merecía la pena otorgar demasiada importancia a aquello que parecía no perturbarla en lo más mínimo.

 Por lo tanto concluí que no merecía la pena otorgar demasiada importancia a aquello que parecía no perturbarla en lo más mínimo

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Se les quiere <3

𝑆𝑖 𝑙𝑎 𝑣𝑖𝑑𝑎 𝑡𝑒 𝑑𝑎 𝑙𝑎 𝑒𝑠𝑝𝑎𝑙𝑑𝑎, 𝑎𝑧ó𝑡𝑎𝑙𝑎 || (ʀʏᴜᴊɪɴ ʏ ᴛᴜ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora