Capitulo XXV

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— Mamá.- le llamé, ella giro a verme desde la mesa de la cocina, yo estaba justo en la entrada.- ¿Quién era la persona de ese auto?- inquirí y ella me ignoró.- Mamá...- insistí.

— ¿Qué quieres para cenar?- preguntó y negué mientras soltaba una carcajada que luego se transformó en una risa casi de desquiciada.- ¿Te sucede algo?

— ¡¿Es en serio?!- hablé ofendida.- Mamá responde mi pregunta.- dije y ella entro a la cocina.

— Hay para hacer Kimchi ¿Te apetece?- me preguntó y bufé.

— Está bien si no me lo dices lo averiguaré por mi cuenta.- dije caminando hacia la escalera.- ¡Y si quiero Kimchi!- dije corrí escaleras arriba y entre a mi habitación.

Dejé mis cosas en el pequeño escritorio y decidí tomar una ducha rápida. Cuando salí mi teléfono vibraba sobre mi cama. Sonreí y contesté.

— ¿Hola? ¿EunJi?- habló el pecoso a través del teléfono.

— Hola tonto, ¿Quién más contestaría el teléfono?- dije y lo escuché soltar una risita.

— Si, si ya. ¿Qué hacías?- preguntó y me senté en la cama.

— Acabo de tomar una ducha y planeo terminar una serie pendiente ¿Y tú?- pregunté y lo oí suspirar al otro lado de la línea.- ¿Todo bien?

— Perfecto, solo que... Te extraño.- dijo y mi tonto corazón dió un brinco.- ¿Qué harás mañana después de clases?- preguntó y respondí al instante.

— Nada, así que... ¿Mañana puedo visitarte?- inquirí y me lo imaginé asintiendo.

— Por supuesto aquí te espero.- dijo y asentí como si me estuviera viendo.

— ¿Cuando es que tienes la cita con el médico?- pregunté y supuse que estaba pensando porque tardó un poco en responder.- ¿Hola?

— Dentro de dos semanas, ¿Por qué preguntas?- preguntó.

— Es que quiero acompañarte. ¿Puedo?- inquirí y le escuché soltar una risa nasal.

— ¡Por supuesto! Eso me gustaría mucho y como ya me gustas, entonces me gustarías más.- su confesión me impresionó un poco y sentí mis mejillas calientes.- ¿Te comió la lengua el gato o...?

— Estoy aquí, estoy aquí.- dije.- Solo me tomaste por sorpresa.

— Oh, lo siento. No fue mi intención decir que me gustas.- dijo y pude imaginar en su rostro una sonrisa arrogante.- Ups, lo dije otra vez, es que me gustas mucho.

— Eres increíble Lee Félix.- dije.

— Por supuesto que lo soy.- respondió y rodé mis ojos.

— También muy egocéntrico.- hablé y se quejó.

— Pero aún así te gustó, te traigo loquita con mi voz, pecas, sonrisa y el resto de mi existencia.- se calló por un momento.- Ok, soy algo egocéntrico.

— ¿Algo?

— ¡Bien, bien muy egocéntrico!.- afirmó.- Tengo que colgar nos vemos mañana.- cortó y baje las escaleras.

— ¡No no se va a repetir más lo de hoy!- escuché a mi madre decir y me acerque a la puerta de la cocina, hablaba por teléfono.- ¡No me importa! ¡Mi hija nos vió! No quiero que piense cosas que no son, ¿Ok?

Estaba algo alterada aunque solo gritaba en susurros para que no la escuchara y aquí estoy.

Ella colgó y decidí hablar.

°Una Segunda Oportunidad° Lee FélixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora