Doce

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DongHyuck lloraba en los brazos de JaeMin como un bebé desconsolado.

Se encontraban en el restaurante del mayor. Al ser tan temprano no estaba abierto al público, así que Hyuck aprovechaba para llorar como magdalena a su gusto.

Tuvo sus etapas al ver a JaeMin afuera del kinder.

La primera fue la de creer que estaba drogado y por ende estaba alucinando.

La segunda fue la de creer que verdaderamente estaba loco, porque era imposible que su mejor amigo muerto estuviera frente a él.

La tercera fue toquetearlo y jalonearlo para comprobar que no era una alucinación.

En la cuarta le preguntó a mínimo treinta transeúntes si podían ver al tipo de abrigo rosa que traía arrastrando de una pierna.

Y finalmente la última etapa, la de llorar por tanto tiempo sin verlo.

Hyuck lloraba y lloraba, no encontrando palabras para decirle a su hermano.

A JaeMin le dolía ver como estaba de afectado su mejor amigo y entonces se sintió mal porque en esos cinco años no estuvo tan pendiente de él como hubiese querido.

Rara vez lo acompañaba debido a que su atención estaba más concentrada en su familia.

–Hyuck... ¿puedes dejar de llorar asi un poquito?

–¡Cállate! ¡Cállate! ¡Cállate! tú... malagradecido, te fuiste sin mi. Te fuiste y me dejaste solito.
Tú prometiste que íbamos a criar a nuestros hijos juntos, que íbamos a convertirnos en señoras juntos, que los cumpleaños de nuestros hijos los celebrariamos juntos, que llorariamos juntos en el primer dia de escuela de ellos, que chismoseariamos juntos sobre las demas madres, que estaríamos juntos por siempre. Pero te fuiste, ¡por qué te fuiste! ¡no debías irte sin mi!

Lamentablemente JaeMin sintió cada una de las palabras clavarse como. una estaca en su corazoncito de pollo.
Porque hasta ahora nadie le había reclamado por irse.
Y Hyuck tenía razón, él se fue sin pensar en los demás. Solo pensó en sus pequeños, ni siquiera pensó en JeNo.

Oh, JeNo... ¿él algún día también le reclamaría?

–Mi Hyuckie... yo ¡lo lamento tanto! ¡no quería irme!

Y lo abrazó con fuerza mientras estallaba en llanto igual que su mejor amigo.

Por sus pequeños berridos de ambos no pudieron darse cuenta que la puerta principal se abría, dejando entrar a dos hombres.

–¡Hyuck, estoy en casa! adivina qué, JeNo quiere contarte algo.

Habló Mark mientras dejaba sus pertenencias en la salita, siendo seguido por JeNo que le avergonzaba ser expuesto, ya que Mark había decidido no creerle.

Mark creyó que mejor se lo contará a Hyuck, asi él con su poca delicadeza le pediría que de una vez por todas dejara ir a JaeMin.

Ingenuo Mark.

Caminó por un largo pasillo hasta abrir la puerta que conectaba la casa con el restaurante.

–JeNo dice que JaeMin volvió a la vida, ¿puedes creerl...

Y el vaso que estaba tomando se estrelló al impactar sobre él suelo.

Hyuck estaba llorando... pero eso no era lo más impactante.
Su esposo lloraba hasta porque a su planta de flores se le caía una hoja, pero ahora...

La persona que acompañaba a Hyuck se dio la vuelta y ahi se encontró con JaeMin.

El mejor amigo de su esposo y esposo de su mejor amigo.

¡Hola y adiós, papá!Where stories live. Discover now