Capitulo 19

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Al día siguiente, Nattawin se quedó un rato con Ivy y Millie para tomar algo después del trabajo. Siempre estaba deseando verlas, desde que se mudaron del piso donde vivían juntos pero como estaban felizmente prometidas y se habían mudado, se sentía un poco al margen. Lo curioso era que, antes, el era el que quería casarse y por eso había estado siete años
con Rupert, quien le había buscado alguna excusa cada año que pasaba sin que le diera el anillo de compromiso. Estaba agobiado por el trabajo…
No estaba preparado para casarse todavía… Quería saldar algunas deudas antes… Se había pasado años esperando y le habían pagado con la infidelidad.

En ese momento, era el la que no quería sentar la cabeza.

–Millie me contó tu aventurilla con Mile PhakPhum en Nueva York – comentó Ivy con una sonrisa–. ¿Te das cuenta de que yo me enamoré de Louis después de acostarme con él una noche?

–No voy a enamorarme de Mile –Nattawin puso los ojos en blanco–, ¿de acuerdo?

Era un deseo ardiente y era maravilloso, no se había sentido tan vivo y tan carnal nunca en su vida. Cuando él le propuso el viaje, le habían asaltado las dudas. ¿Estaba exponiéndose a que le hiciera daño por pasar
tanto tiempo con él? Sin embargo, se dijo que solo era una aventura para tranquilizarse. El llevaba las riendas y seguiría llevándolas. Cinco días en Montecarlo serían maravillosos, era justo lo que necesitaba en ese
momento, necesitaba olvidarse de algunas decepciones del pasado y pasárselo bien disfrutando del momento.
Millie se inclinó hacia delante para tomar un poco del aperitivo que había sobre la mesa.

–¿Cómo vas a evitarlo? Cuando el amor te alcanza, no puedes hacer nada para detenerlo.

Nattawin se sirvió la copa de vino.

–Creo que no he estado nunca enamorado, o, al menos, como vosotras

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–Creo que no he estado nunca enamorado, o, al menos, como vosotras. Lo que sentía por Rupert era… No lo sé… Le dije muchas veces que lo amaba y él a mí, pero…
–¿Pero? –le preguntaron Ivy y Millie a la vez.

–Creo que estaba enamorado de la idea de estar enamorado, de ser importante para alguien, importante de verdad, no ser solo alguien con quien vivía, alguien que cocinaba y limpiaba casi siempre y que estaba dispuesto a acostarse con él siempre que quisiera –Nattawin miró a sus amigas con cierta angustia–. ¿Demasiada información?

–Jamás habías hablado tan sinceramente de tu relación con Rupert –contestó Ivy–. Es posible que al reconocer tus problemas con él puedas evitarlos en una futura relación.

–Eso es exactamente lo que estoy haciendo –reconoció Nattawin–. Por una vez, estoy haciendo lo que quiero hacer. Por eso, en este momento, una aventura con Mile PhakPhum es perfecta para mí. Los dos queremos lo mismo, nada de ataduras, nada de anillos, nada de promesas para toda la vida.

–Entonces, ¿lo llevarás a la boda como tu acompañante? –le preguntó Ivy con una mirada esperanzada.

Nattawin se rio.

Una noche En Manhattan Where stories live. Discover now