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La tarde siguiente, Hyunjin entró en la oficina para ver a Felix, que estaba sumando recibos y anotando cantidades en un libro contable.

-Tienes una visita -le dijo sin preámbulo alguno. Sus miradas se cruzaron por encima del montón de papeles-. El señor Seo.

Felix lo observó asombrado mientras el corazón le daba un vuelco. Había estado pensando si debería escribir o no a Jisung. Anhelaba ver a sus amigos, pero tenía miedo de que lo hubieran condenado por haberse fugado con Hwang.

Se levantó despacio de la silla.

-¿Estás seguro de que no se trata de otro engaño?

-Estoy seguro -respondió Hyunjin con ironía-. Todavía me resuenan en los oídos sus acusaciones e improperios. Ni el señor Seo ni el señorito Lee conciben que no te raptara, te forzara y te obligara a casarte conmigo a punta de navaja.

-¿El señorito Lee? -repitió Felix, y pensó que no podía tratarse de Minho, ya que seguía de viaje de novios con lord Bang-. ¿También está aquí Jeongin?

-Y está que muerde. Deberías asegurarles que actuaste por voluntad propia, porque al parecer quieren denunciarme a la policía.

-No puedo creerme que hayan osado venir aquí -comentó Felix, emocionado-. Estoy seguro de que el señor Changbin no sabe que Jisung está aquí.

-Desde luego -dijo Hyunjin-. Changbin no permitiría que su omega se me acercara a menos de diez kilómetros. Y los Lee no aprobarían que su hijo menor pusiera un pie en un club de juego. Sin embargo, conociendo a tus amigos, no me cabe duda de que habrán urdido una pérfida estratagema para ocultar sus actos.

-¿Dónde están? No me digas que los has dejado en la entrada de atrás.

-Están en la sala de lectura.

Felix tenía tantas ganas de ver a sus amigos que tuvo que contenerse para no echar a correr en cuanto salió de la oficina. Se dirigió a paso rápido hacia la sala de lectura seguido de Hyunjin. Cruzó el umbral y se detuvo, inseguro.

Ahí estaba Jisung. Cuando lo conoció, pensaba que Jisung era una reencarnación del tipo de belleza irreal que debía tener todo omega y lo había intimidado tanto que no se había atrevido a hablar con él, convencido de que lo desairaría. Pero más adelante había descubierto que Jisung era cariñoso y amable, con un sentido del humor que le permitía reírse hasta de sí mismo.

Lee Jeongin, el hermano menor de Minho, poseía un carácter decidido que contrastaba con su frágil y menuda figura. Idealista y fantasioso, devoraba novelas románticas pobladas de bribones y tunantes. Pero la apariencia delicada de Jeongin ocultaba una inteligencia perspicaz que la mayoría de gente solía pasar por alto. De piel lechosa, tenía pelo oscuro y ojos color jengibre... Unos ojos picaros de pestañas largas y gruesas.

Al ver a Felix, sus amigos se precipitaron hacia él con chillidos impropios de unos omegas. Felix soltó una carcajada mientras se abrazaban y se besaban las mejillas, exultantes. Los tres jóvenes siguieron exclamando y chillando emocionados hasta que alguien irrumpió en la habitación.

Era Seungmin, con los ojos desorbitados y la respiración rápida, como si lo persiguieran. Recorrió toda la habitación con mirada alerta y luego se relajó un poco.

-Maldita sea -masculló-. Creí que pasaba algo.

-No pasa nada, Seung-dijo Felix, a quien Jisung seguía rodeando los hombros con un brazo-. Son mis amigos que han venido a verme.

-He oído hacer menos ruido a los cerdos en el matadero-observó Seungmin agriamente a Hyunjin.

La mandíbula de éste mostró una súbita tensión, como si se esforzara por contener la risa.

Lovin' the devil ⏐Hyunlix ✦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora