La ranita sorda.*

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Un grupo de ranas viajaba por el bosque,cuando de repente dos de ellas cayeron en unpozo profundo. Las demás se reunieronalrededor del agujero y, cuando vieron lo hondoque era, le dijeron a las caídas que, para efectosprácticos, debían darse por muertas. Sinembargo, ellas seguían tratando de salir delhoyo con todas sus fuerzas. Las otras les decíanque esos esfuerzos serían inútiles.

Finalmente, una de las ranas atendió a lo quelas demás decían, se dio por vencida y murió.La otra continuó saltando con tanto esfuerzocomo le era posible. La multitud le gritaba queera inútil pero la rana seguía saltando, cada vezcon más fuerza, hasta que finalmente salió delhoyo. Las otras le preguntaron: "¿Noescuchabas lo que te decíamos?" La ranita les explicó que era sorda, y creía que las demásla estaban animando desde el borde aesforzarse más y más para salir del hueco.

La palabra tiene poder de vida y de muerte.Una voz de aliento a alguien que se sientedesanimado puede ayudarle a terminar el día,mientras que una palabra negativa puedeacabar por destruirlo. Cualquiera puede decirpalabras que roben a los demás el espíritu queles permite seguir la lucha en medio detiempos difíciles. Tengamos cuidado con lo quedecimos, pero sobre todo con lo queescuchamos. 

*Contribución anónima, vía Internet.

La culpa es de la vaca. (Publicando)Where stories live. Discover now