El aguila que nunca fue.*

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Un guerrero indio encontró un huevo deáguila en el tope de una montaña, y lo pusojunto con los huevos que iban a ser empolladospor una gallina. Cuando el tiempo llegó, lospollitos salieron del cascarón, y el aguiluchotambién. Después de un tiempo, aprendió acacarear al escarbar la tierra, a buscar lombricesy a subir a las ramas más bajas de los árboles,exactamente como todas las gallinas. Su vidatranscurrió en la conciencia de que era unagallina. Un día, ya vieja, el águila estabamirando hacia arriba y tuvo una visiónmagnífica. Un pájaro majestuoso volaba en elcielo abierto como si no necesitase hacer el másmínimo esfuerzo. Impresionada, se volvió haciala gallina más próxima y le preguntó:

—¿Qué pájaro es aquel?

La gallina miró hacia arriba y respondió:

—¡Ah! Es el águila dorada, reina de los cielos. Pero no pienses en ella: tú y yo somos deaquí abajo.

El águila no miró hacia arriba nunca más ymurió en la conciencia de que era una gallina,pues así había sido tratada siempre.

¿Qué tal si trata de descubrir su águila interior? 

*Contribución de Daniel Molina, de Rotolatinos, 11 de noviembre de 2001.

La culpa es de la vaca. (Publicando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora