─── 𝐕𝐈

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𝑰𝘯𝘴𝘦𝘤𝘶𝘳𝘪𝘦𝘵𝘪𝘦𝘴 & 𝑪𝘰𝘯𝘧𝘦𝘤𝘵𝘪𝘰𝘯𝘴
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8 de Noviembre, 2017

Se supone que para una mujer los dos días más importantes de su vida son; entrar a una iglesia a unir su vida con la persona que aman y cuando se vuelven madres por primera vez, pero no para Kelly.

Hace unos meses Max le había propuesto matrimonio, Max el chico más lindo que pudo haber conocido, quién era todo un caballero con ella, quién le había hecho sentir que aún podía tener alguien quien la amará, pero a veces las cosas y situaciones pueden cambiar en unos segundos.

Faltaban ya sólo dos días para la boda y la brasileña estaba tranquila en su casa, hasta que el timbre de la misma sonó en repetidas ocasiones, haciéndola dudar en si contestar o no.

Al final se decidió y abrió la puerta, pero cuando vió de quién se trataba se paralizó. Enfrente de ella estaba el que había sido, por muchos años, el amor de su vida y su primer amor, Daniil Kvyat.

—¿Qué haces aquí? —escupió la brasileña.

—Me enteré que vas a casarte —contestó entrando a la casa—. Y vine a impedirlo.

—Estás loco —le recriminó—. Estoy a dos días de casarme, nada lo va a impedir, mucho menos tú.

—¿Aunque te diga que aún te amo? —le preguntó y la mujer se quedó callada.

No sabía qué decir o siquiera si estaba correcto que su corazón latiera con tanta fuerza ante aquella pregunta, y aunque se supone que ya tenía un compromiso, muy en el fondo sabía que su corazón no pertenecía a nadie más que a Daniil.

El ruso se acercó y la tomo de la mano acercándola a él, lo cual hizo que la chica se sintiera nerviosa, pero por alguna razón, eso no le disgustaba, poco a poco la distancia entre ellos se hizo menor acabando en un beso necesitado, de esos llenos de lujuria y pasión.

«Perdón, Max», fue lo último que pensó cuando Daniil comenzaba a quitarle la ropa.







10 de Noviembre, 2017

Era el día más esperado para Max, su boda, el día que por fin podría unir su vida a la mujer que amaba, sabía que a los ojos de su único amigo estaba mal, pues la chica era unos años mayor que él, pero para el neerlandés no era un impedimento, porque al final de cuentas, eran solo numeritos.

Eran las siete de la mañana y el neerlandés estaba parado en frente de un espejo, contemplaba el traje negro que tenía vestido y en su interior no podía sentir nada más que alegría. Nico, quien estaba sentado en la cama de la habitación de su amigo, solo veía los ojos de Max, se podía ver la ilusión que tenía, pero su instinto le decía que algo saldría mal.

—¿Qué tal? —habló el neerlandés volteando hacia el mayor.

El alemán se levantó de la cama y caminó hacía él con una sonrisa forzada en el rostro, palmeó la espalda de su amigo y habló.

—Te ves muy bien, pero —se separó del chico—. ¿Estás seguro? Kelly es una chica muy linda, pero no...

—No empieces Rosberg —hablo y rodó los ojos cruzándose de brazos—. Kelly es la mujer que amo.

Max se sentó en la cama y suspiro cansado, su amigo siempre le advertía sobre la chica, pues para el alemán su amigo era muy joven para casarse y más con una mujer que le llevaba nueve años.

𝐑𝖾𝗅𝖺𝗍𝗂𝗈𝗇𝗌𝗁𝗂𝗉 𝐂𝗈𝗇𝗍𝗋𝖺𝖼𝗍 | 𝐏𝖺𝗎𝗌𝖺𝖽𝗈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora