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𝗟𝗶𝗱𝗶𝗮𝗻𝗱𝗼 𝗰𝗼𝗻 𝘂𝗻𝗮 𝗽𝘂𝗹𝗴𝗮 𝗮𝘃𝗲𝗻𝘁𝘂𝗿𝗲𝗿𝗮
- ¡¿QUE ESTUVISTE CON QUIENES?! - Gritó Amber cuando cerré mí casillero.
Ay, Amber. Mí fiel y gran amiga.
- ¡¿Podrías dejar de gritar?! - Le dije en un susurro decentemente bajo - ¡Llamarás la atención de todos!
- Lo siento, lo siento - Me respondió al ver que captó la atención de la mayoría de estudiantes.
- ¡¿Cómo es posible que te pueda dejar, si eres una belleza?! - Me guiñó el ojo, causando que capte más la atención de todos.
- Te odio - Le dije con mi tono de voz normal, cerrando mí casillero - ¡Lo siento! Fue lo primero que se me ocurrió - Se disculpó tomando mí hombro.
- No importa, de todas formas... - Pensé un momento - ¿Estás segura de que no quieres venir conmigo? Estaré solita - Dije poniéndole cara de perro mojado.
Escuché un suspiro pesado por parte de Amber. Ella no se podía negar cuando alguien le pedía algo, tenía un corazón de pollo muy suave.
- Está bien - Me miró firme - Pero debes hacer lo que te pida durante todo el día - Volvió a mirarme de forma maliciosa.
- ¡Hey! - Me sorprendió que se revelara de esa forma - ¡Luego de clases quiero ir a comer Tortilla de papas! - Se alejó de mí, camino a su salón.
Busqué en mis bolsillos alguna sobra de mora, pero no encontré nada en absoluto.
- Dori.. - En mi mente ya imaginaba las mil maneras de quemar su carro por estafarme las pocas moras que tenía.
De pronto, mí cabeza prendió el foco que iluminó mis ideas.
- [Y si le pido un poco...] - Mis pensamientos más brillantes fueron interrumpidos por los gritos fanáticos de las chicas.
- ¡Es él!
- ¡Se vistió diferente!
- Que guapo..
Escuchaba murmuros de parte de todos. Tanto de hombres, como mujeres.
Ya sabía quién era, así que simplemente llevé a cabo mí plan.
