1

25 4 7
                                    

No había rastro de laceraciones contundentes ni signos de lucha.

Fue su primera observación; su rostro enfrascaba una mueca de horror, y sus ojos eran completamente grises. No era el primer cadáver que veía, no era una novata, pero era el primero que al ver sus ojos podía tener la certeza de que no tenía alma, como si se la hubieran arrancado.

El tono gris de los ojos era peculiar; el cadáver tenía dos horas de ser hallado y su tono de piel se había tornado azul violáceo. Su única certeza era que los ojos no debieron adquirir ese tono tan pronto, esperaba que la autopsia le brindara las respuestas.

—¿Encontraron su celular? —cuestionó a los policías que bajaban las escaleras y ellos negaron.

—Detective Torres, no podemos tomar fotos, es como si no hubiera un cadáver —le reportó la forense agachada en el piso a escasos centímetros del cuerpo. A pesar de sus palabras, no había un ápice de miedo en su mirada o en su voz.

Lo había escuchado de sus compañeros, de inmediato se negó sin un atisbo de duda, era absurdo de tan solo pensarlo y una broma de mal gusto. Cuando la cámara llegó a sus mano, se sintió como presenciar el momento exacto cuando te arrancan una venda de los ojos.

La alfombra azul de poliéster en el corredor era lo único que mostraba la pantalla.

—Gaby...

—No soy Gaby—interrumpió al joven hombre de piel clara que usaba una corbata con franjas rojas y amarillas de forma diagonal.

En todos sus años de servicio, nunca había escuchado un "Gaby" pronunciado por un colega, ni siquiera por error; podría deberse a que nadie estaba interesado en acercarse y el sentimiento era recíproco. Y ese niño no se convertiría en su amigo.

—¿Cuál es tu opinión? Nada tiene sentido, muerte súbita, ya van cinco casos en dos semanas, yo no me creo esa mierda... Esto tiene que ver con que desaparecieron mágicamente de sus fotos —argumentó el sujeto.

—Todo es tan sospechoso, vive solo, nadie forzó la cerradura y no hay evidencia, su novio nos llamó preocupado esta mañana cuando él desapareció de sus fotos, no es la primera llamada así que ha sido reportada, pensé que llegaríamos a tiempo, es como si el ignoto nos estuviera esperando —Ella hizo una conjetura.

—Sí, eso parece... Yo sé que no planeabas quedarte por tus vacaciones, pero me alegra que tú seas mi compañera, y creo que el jefe tenía razón en asignarnos juntos. Resolveremos este caso, Gaby —insinuó con determinación y ella reprimió las ganas de rodar los ojos.

—Estaba desesperado, algunos detectives están temblando como gallinas, no sé por qué tú no.

Puso su pie en el primer escalón y se percató de los cuadros en la pared y de los espacios vacíos que no encajaban. Uno era un clásico retrato familiar, una pareja de adultos mayores en las esquinas de las fotos y un espacio en el centro que brillaba por la ausencia de su dueño; eso era algo que la dejaba sin aliento.

No sólo se llevaba las vidas de sus víctimas, sus sueños y esperanzas, también le arrebataba todo recuerdo de que alguna vez nació como si su sola existencia fuera un error.

—Tengo miedo, solo soy lo suficientemente idiota para estar aquí —admitió su colega encogiéndose de hombros.

—Yo no tuve opción, vaya equipo —ella murmuró lo último con sorna.

—So... Soy Sam, ¿dónde está...? —escuchó una voz a sus espaldas, seguido de un quejido, escuchó que detuvieron al hombre, y ella hizo una seña para que le permitieran entrar. —Chris...

La Galería de los Muertos (ONC2024)Where stories live. Discover now