CERO DIECINUEVE

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CAPITULO EXTENSO

A la mañana siguiente, me levanté temprano. A penas estaba saliendo el sol que pequeños rayos del mismo entraban por la ventana del balcón, me quedé acostada unos segundos usando mi celular, navegando en Instagram me encontré con una solicitud de mensaje. Era de aquel chico que había seguido la otra vez, que Enzo conocía.

Holuu

¿Holu? Me rei un poco y le respondí, apague mi celular seguido de haber mandado ese mensaje y me levanté. Me fui a duchar para sacar la tensión de mi cuerpo y gracias a Dios, funcionó.

Me vestí cómoda, me puse un top blanco y un pantalón holgado. Me peine, me deje el pelo suelto para que se secará solo, cuando salí del baño sentí un exquisito olor a comida y ahí fue cuando me acordé de todo lo que pasó anoche, específicamente de que Matías estaba durmiendo en una de las habitaciones.

Camine casi corriendo hacia el living dónde me lo encontré en la cocina, aparentemente cocinando lo que sería el desayuno. Estaba tomando mate, cuando se dió vuelta me sonrió y me ofreció uno.

— Perdón, me estoy muriendo de hambre. — Le recibí el mate y me apoye en la mesada a su costado.

Siguió cocinando, me pregunté cómo era que estaba también después de estar ebrio, nunca lo había visto borracho Matías no era de tomar mucho. Hice sonar el mate el cual se lo dí.

— ¿Qué hice anoche? — Me preguntó mientras cebaba.

— Y, me llamaste diciendo que me querías hacer de todo — Sonrió de manera coqueta —, también te echaron del bar y estuviste sentado en la puerta hasta que te fui a buscar.

Una carcajada salió de su boca quien contagió mi risa. Nos estábamos riendo hasta que una garganta de aclaró, nos dimos vuelta para encontrar a Enzo, recostado en el marco de la puerta de la cocina; con esa mirada fulminante. Matías iba a decirle algo pero lo detuvo.

— Necesito hablar con Ludmila, a solas. — Dirigió su mirada hacia Matías.

— Bueno, allá a la vuelta está su habitación.

Antes de que Enzo diga algo que supuse que iba a terminar en pelea por su cara de desagrado, me apure en pegar un saltito hasta él y sacarlo de la cocina. Cerro la puerta de la misma, y me agarró la mano, me llevo a su habitación.
Cuando llegamos pude notar su molestia ante la situación, y no sabía cómo reaccionar ¿Por qué le molestaría que Matías este acá? Me obligó a sentarme en la cama y él se quedó parado, apoyado contra la puerta de su habitación la cual permanecía cerrada.

— ¿Cómo se te ocurre traerlo aquí?

— ¿Qué tiene?, estaba ebrio, solo y no tenía las llaves de su habitación. No lo iba a dejar ahí tirado. — Me justifique.

Las orejas de Enzo se pusieron rojas a notable vista y agache la mirada ante su ver tan intenso hacia mi.

— No me refiero a eso, estaba borracho y sabes perfectamente que Matías te trae ganas.

Fruncí el ceño y me pare con la intención de irme porque no tenía ganas de discutir, menos cuando Matías estaba en la cocina. Enzo camino hacia a mí haciéndome quedar quieta. Cuando estuvo enfrente mío su mirada se suavizó drásticamente; sus manos con delicadeza movieron mechones de mi cabello hacia atrás dejándolos reposar en mi espalda a la vez que mis hombros y clavícula se dejaban ver.

Older || Enzo Vogrincic Where stories live. Discover now