Cap 7

1K 94 9
                                    


-¿Vas a decirnos qué diablos te pasa?

Iván miró a su hermano y bufó, contemplando su mirada severa.

-Sé que eres un anciano, pero ya no soy exactamente un niño, Missa. No tengo que explicarte nada.

La expresión de Missa no cambió, sus cejas azabaches se fruncieron cuando miró a Iván con curiosidad.

-Has estado meditando. Tú no meditas. Tú no eres yo.

Iván sonrió débilmente. Era un chiste familiar que, si bien Missa e Iván se veían igual de espeluznantes, salvo por el color de sus ojos, no podían ser más diferentes en lo que se refería a sus personalidades. Missa era fácil de tratar y relajado, siempre y cuando no se tratara de algo o alguien que realmente le importaran. Iván era reservado y responsable; inclinado a ordenar a la gente. Era propenso a ser... demasiado intenso. Tal vez.

-No sé de qué estás hablando. -Dijo Iván por fin, enfocando sus ojos en el partido de FIFA entre Phil y Jaiden.

Jaiden estaba derrotando absolutamente a su medio hermano, lo cual era bastante gracioso, considerando que Phil era una ex estrella del fútbol.

Podía sentir la mirada no impresionada de Missa incluso sin mirar.

-Apenas te hemos visto por semanas, pero luego te presentas en mi casa y prácticamente te mudas a ella. Sin mencionar que tu mejor amigo llamó a nuestro jodido teléfono fijo varias veces, y nos pediste que le mintiéramos diciendo que no estabas aquí. Qué carajo. ¿Desde cuándo evitas a Rodrigo?

Desde que empecé a meter mi pene en él, pensó Iván, pellizcando el puente de su nariz.

No, no era cierto: las cosas habían estado bien al principio. Ni siquiera había reflexionado en lo que hizo con Rodrigo como sexo real: eran solo amigos que se corrían juntos, nada más. No veía a Rodrigo como un objeto de atracción. Pero la última vez, vio la estúpida cara de placer de Rodrigo y, en lugar de sentirse divertido o incluso cariñoso, sintió una punzada de pura satisfacción y deseo masculino.

Y eso lo había asustado.

Iván no quería a Rodrigo. Nunca había querido a Rodrigo. Siempre le había disgustado la idea de que los hombres homosexuales no pudieran ser buenos amigos con hombres heterosexuales sin desearlos en secreto. Tal vez evitar a Rodrigo no fuera la mejor idea que hubiera tenido alguna vez, pero no tenía una mejor. Quería arreglar su cabeza, y no podía hacerlo si seguía clavando su pene en RODRIGO todos los días.

Maldita sea, no quería joder su amistad.

Se había mostrado tan reacio a aceptar la loca idea de Rodrigo por una razón: demasiadas cosas podrían salir mal si las personas introducían el sexo en su amistad. Aun así, no había esperado que él fuera el del problema: había pensado que Rodrigo sería el que se asustaría. Parecía casi divertido ahora.

Missa dejó escapar un suspiro.

-Bien. No hables. Pero te advierto que si no me dices qué es lo que te hizo meditar, Phil te lo sacará de todas formas, y él será mucho más molesto que yo. -Sonaba exasperado, pero infinitamente cariñoso. Amoroso.

Solo por diversiónOù les histoires vivent. Découvrez maintenant