05. Panquecitos.

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Doyoung se iba a matar, de forma metafórica porque aún tenía mucho por lo cual vivir, no estaba dentro de un fanfic donde la vida no le sonreía como para colgarse del techo con una bufanda verde.

Pero probablemente estaba cometiendo suicidio social al llevarle un panquecito a John... y galletas a los del equipo de baloncesto.

Antes de un partido.

Con sus compañeros caminando apresurados entre los pasillos para llegar al gimnasio.

—Holi —saludó Taeil con una sonrisa. —¿Me ayudarás hoy con el agua?

—Lo haré —Doyoung, algo nervioso, sacó el paquete de galletas de su mochila y se lo entregó a Taeil. —Les traje esto, mi mamá es repostera.

—¿De verdad? —Taeil abrió el paquete de inmediato. —Yo amo a las mamás que hacen galletas, es imposible que sepan mal. Gracias, princeso.

—Vamos, tenemos agua que servir.

—Y un partido que ganar.

El partido fue entretenido, John como siempre encestó más que nadie, demostrando el porque era el capitán del equipo. Yuta por ahí golpeó a un chico del equipo contrario y se puso a llorar por la culpa, pero todo quedó bien luego de dos minutos, así que continuaron como siempre.

Terminaron ganando y ahora, entre todos, se dedicaron a alzar al pobre de Taeyong, quien gritaba del terror cada que lo lanzaban al aire. Parecía un gato enojado, intentando detenerlos.

John se carcajeó de sus expresiones y volteó en dirección a Doyoung, calmandose al notar que lo estaba esperando con un vaso de agua. Corrió lo más rápido que pudo y tomó el vaso, cuidando de no derramar nada a su alrededor para no mojar al pelinegro.

Ah, pero no fuese Taeil.

Que, por cierto, Taeil entró en modo planta para no ser visto y no interrumpir.

—Te traje algo —habló Doyoung, mostrándole el panquecito al más alto. —Mi mamá los hace.

—¿Me vas a hechizar? —se burló John, tomando el panquecito. —Gracias. Lo comeré camino a casa, en estos momentos no porque aún estoy agitado.

—Si, tienes... —Doyoung buscó entre sus bolsos hasta que encontró un pequeño pañuelo y se acercó lo suficiente para poder limpiar el sudor de la frente de John. —Ahí. Mucho mejor.

—No se si eres mi amigo o mi asistente personal —John sonrió y pellizcó las mejillas del pelinegro. —Eres tan adorable.

El equipo se acercó como pirañas, desapareciendo el agua de Taeil en cuestión de segundos. El pobre chico asmático sentía que en cualquier momento le daría algo si seguía trabajando tan rápido, así que Doyoung se acercó para ayudar en lo que pudiera.

—Vas a arruinar tus manos, princeso —dijo Yuta con una sonrisa burlona.

—¿Por qué 'princeso'? —Doyoung entrecerró sus ojos.

—Johnny te dice princesa, no podemos llamarte igual o se va a sentir. La última vez que hicimos eso, se colocó dos horas en la esquina del gimnasio, volteado en dirección a la pared —explicó Jaehyun.

Dramático.

John ignoró la traición de sus mejores amigos y observó a su alrededor, chocando accidentalmente con la mirada de Chittaphon, que no se veía para nada contento con el. Debió de haberlo visto venir, aunque no entendía la molestia, Doyoung no estaba haciendo nada más que ser un buen amigo con el.

Al parecer no le había quedado en claro que no le interesaba tener algo con alguien en esos momentos. Chittaphon no era para nada feo, de hecho, después de Doyoung, era uno de los chicos más atractivos que se había cruzado en su vida, fácilmente el podía conseguir a cualquier persona que quisiera con tan solo existir.

Necesitaba dejar de darle vueltas al asunto.

Poco a poco el gimnasio se fue quedando vacío y John se retiró más temprano de lo normal porque tenía cita con el médico, nada grave, solo chequeo de rutina. Doyoung por su parte decidió quedarse para poder ayudar a Taeil.

Resulta que limpiar el desastre era cansado.

Y el pobre de Taeil ya no daba para más, así que una mano extra siempre se agradecía.

—¿Es cansado enamorarse de una persona que está en el clóset? —preguntó Taeil, hojeando el cuaderno de arte que le había prestado Doyoung. —Oh, este pez es hermoso.

—Nunca me he enamorado de alguien que está en el clóset —Doyoung terminó de limpiar y tomó asiento a un lado de su amigo.

—John lo está —aseguró. —Solo que sus neuronas aún no hacen clic. Los chicos y yo lo notamos desde hace tiempo atrás, pero parece que el único que no se ha dado cuenta es el.

—Pero John nunca ha dicho que es heterosexual —dijo Doyoung, pensando un poco. —Siempre ha mencionado no querer nada con nadie, o con ninguna persona, pero nunca ha especificado un género.

Taeil lo miró como si hubiese descubierto el significado de la existencia.

—¡Claro! —se rió. —¿Cómo no lo analicé? tienes toda la maldita razón.

—Pero... estaba claro.

—No para nuestros cerebros heterosexuales —Taeil alzó sus cejas. —Tu tienes... superpoderes.

—¿Superpoder gay?

—No quería decirlo así.

Ambos se rieron y decidieron que era hora de salir de ahí. Taeil se retiró primero porque ya se moría de hambre e iba a comprar algo con la señorita de la cafetería... eso o solo era una vil excusa para quedarse a hablar con ella sobre los chismes de sus compañeros.

Doyoung se dirigió a su casillero y guardó sus materiales del club de arte, observando de reojo el dibujo en el que había estado trabajando desde hace días atrás. John le mencionó que le gustaba la música de Måneskin, así que estaba intentando recrear la portada de su álbum para dársela como regalo.

Era tan tonto.

Pero aquí amamos lo tonto, y como es Doyoung, se le perdona.

(La autora es igual).

Al cerrar el casillero, el pelinegro se encontró con el tal Chittaphon. Nunca habían cruzado palabras en las dos clases que compartían, pero lo había escuchado quejarse varias veces del club de artes y su 'bola de ñoños que intentaban ser el próximo Da Vinci'.

Bueno, al menos había dicho eso y no que en realidad eran una bola de frikis dibujando sobre sus gustos. Tal vez porque no conocía a Hendery y sus dibujos otakus, o a Lucas y sus pinturas de paisajes de Minecraft.

—Nos parecemos —habló Chittaphon. —Bueno, yo tengo un poquito más de estilo... podríamos arreglar eso, una manita por aquí —lo señaló de pies a cabeza. —Y listo.

—¿Hola? —dijo Doyoung, confundido. —¿Necesitas algo, Chittaphon?

—Ay cariño, dime Ten —sonrió. —Tenía curiosidad por conocerte, ¿sabes lo mucho que John habla de ti? nos vemos a diario y me abruma con tanta habladuría. Necesitaba estar frente a la persona que le quita la poca cordura que tiene en esa cabecita.

—Somos buenos amigos —Doyoung señaló la salida. —Tengo que irme, mi tío me está esperando y a él no le gusta esperar. Nos vemos mañana, Ten.

—Ven conmigo mañana a la hora del almuerzo —sugirió con amabilidad. —Me gustaría que fuéramos amigos.

—Claro... nos vemos.

Y se fue, pensando en cada palabra que Ten le había dicho.

Bro'sحيث تعيش القصص. اكتشف الآن