El dragón con sed de venganza despertará. ¿Podrá Aemir controlar su ira o caerá preso de la oscuridad que amenaza con consumirlo? ¿Será el mundo reducido a cenizas por el fuego de su ira?
Adéntrate en la historia de Aemir Targaryen, primogénito del...
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Chapter Ten: Aemir y su viaje al pasado
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En una fría mañana en la Fortaleza Roja, Aemir se levantó más temprano de lo habitual. Mientras caminaba por los pasillos iluminados débilmente por la luz matutina que se filtraba por las ventanas altas, escuchó voces provenientes de una sala lateral. Reconoció de inmediato las voces de su tía Alicent, y su padre, Daemon, y sintió una mezcla de curiosidad y temor por lo que podrían estar discutiendo.
Se acercó cautelosamente y se detuvo cerca de la puerta entreabierta, sin estar seguro de si debería escuchar lo que claramente era una conversación privada. Sin embargo, la necesidad de entender mejor la postura de su padre hacia él lo mantuvo allí, inmóvil.
—Él es tu hijo, Daemon. Deberías apoyarlo aunque sea una vez como padre. Aemir ama a Helaena y no deberías intentar separarlos —abogaba Alicent, su voz firme.
—Aemir es simplemente el resultado de un error que cometí con la zorra de bronce —respondió Daemon con un tono cortante, refiriéndose despectivamente a la madre de Aemir. —No veo por qué debería apoyar esta absurda idea de que se case con tu hija.
¡Auch!
Aemir se sintió profundamente herido por las palabras de su padre. Sabía que no era del agrado de su progenitor pero llamarlo un "error " era algo que no esperaba. Se mantuvo allí, oculto en las sombras del pasillo, sintiendo cómo cada palabra profundizaba la herida que siempre había existido entre él y su padre.
—Helaena es tu sobrina, Daemon. —insistió Alicent, su voz ahora cargada de frustración contenida y la firmeza de quien no acepta un no por respuesta.
Daemon, con una mirada fría y distante, respondió con una claridad que cortaba como el acero valyrio:
—Quien lleve la sangre de Otto hightower no es mi familia.—respondió daemon con desprecio refiriéndose a los hijos de su hermano con alicent
El desdén en sus palabras resonó en el pasillo como un eco de hielo. Aemir apretó los puños involuntariamente, sintiendo una mezcla de dolor, ira y determinación. Daemon había dejado en claro su desprecio hacia él y su relación con Helaena. Ya no valía la pena esperar algo más de él.
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Aemir salió a explorar la ciudad. Pronto se encontró con una multitud agitada formando filas frente a una tienda en un callejón apartado. No comprendía qué estaba sucediendo, pero la curiosidad le ganó y comenzó a acercarse. A medida que avanzaba, la gente le daba espacio para pasar, y escuchaba murmullos como «es el príncipe Aemir» «el hijo del príncipe Daemon» y «el dragón de bronce»
