☞ ᴄʜᴀᴘᴛᴇʀ ᴛᴡᴏ ☜

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¿Cómo es posible que el cuerpo humano tuviera tantas lágrimas?

Zael soltó un sollozo bajito por accidente, con la mirada en su regazo se limpió las lágrimas de la manera más disimulada posible. Tenía un nudo en la garganta que dolía más de lo que le dolió recibir un disparo, le costaba tragar y digerir que YajaTzael era un vil mentiroso.

Ese tipo estaba sentado frente a él mientras el otro tipejo llamado JimDae leía en voz alta cada maldita observación de su fábrica y desde el primer día en que YajaTzael llegó a trabajar. Cada cosa le hacía saber que le iban a quitar el lugar que por tantos años ha mantenido a flote.

Su mentón tembló, las lágrimas caían a sus manos y solo quería que todo fuera una pesadilla. Ni siquiera sabía con exactitud qué le dolía más, si perder la fábrica familiar o haber perdido a YajaTzael. Ambas cosas eran como una daga caliente perforando su corazón sin anestesia y se preguntaba cómo era posible tener tantas lágrimas cuando ha pasado toda la vida llorando y llorando.

¿El humano de verdad era capaz de resistir tanto dolor?

Quería saber si la vida y el destino tenían planeado darle aunque sea un poquito de felicidad o tal vez de menos dolor. Se preguntaba qué tan malo pudo haber sido en su otra vida como para que en esa tenga que sufrir tanto, de esa manera en la que todos se empañaban en dañarlo.

Maldición.

Ya estaba cansado de llorar todos los días por cualquier cosa, estaba cansado de la depresión, de la tristeza, de la ansiedad y hasta del mismo dolor. Su pecho sentía una opresión tan fea que solo ganas de suicidarse le daban, tal vez así podría dejar de sentirse de esa forma, tan roto y cansado.

— Ha sido acusado por varios empleados por ser un jefe grosero, tosco y odioso. Ha sido acusado de agredir verbal y físicamente a sus empleados — JimDae informó — Ha sido acusado de la desaparición de varios trabajadores, cosa que sus abogados han desmentido.

YajaTzael cerró los ojos por unos segundos, cogió una buena cantidad de aire por la nariz para no llorar como niño por lo culpable que se sentía, porque no pudo cambiar las observaciones. Desde el primer día de trabajo comenzó con el informe, apuntando cada cosa fuera de su sitio, incluso testimonios de varios empleados y siempre que el día terminaba debía enviarle las observaciones a JimDae, por eso no pudo hacer nada ya.

Temía que por su culpa Zael quedara sin la fábrica que sabía le ha costado la vida entera. Verlo llorar así de escondido, de bajito y pequeño le daban unas ganas de ir para darle todos los mimos del mundo, para que ya no se sintiera así, porque es que parecía un gatito regañado y le partía el alma, se la destrozaba.

— También ha sido acusado de...

— Por favor... ya entendí.

Lamentablemente, Zael no tenía fuerzas para dar guerra, para dar la batalla de defender su empresa. Estaba tan roto que ni siquiera podía fingir ser fuerte en frente de ellos dos, tal vez porque fingir ser fuerte provocaba un dolor en el pecho y una soga de espinas en la garganta. Tal vez porque estaba tan dañado por tener a YajaTzael en frente que no podía evitar llorar.

— Yo no quiero que me cierren este lugar. Por favor, hago lo que quieran, pero no me la quiten — Sollozó — Este lugar es de mi familia, es un patrimonio familiar. Por favor, no me la quiten.

JimDae se quitó los lentes, suspirando por la tierna y triste escena de su llanto, se sentó a la par de YajaTzael mientras dejaba el archivo sobre el escritorio. Se cruzó de brazos para esperar a que YajaTzael le diera la noticia de lo que pasaría con esa fábrica, algo de lo que los dos habían hablado toda la mañana.

ᴍɪɴ's sᴇᴄʀᴇᴄᴛ  ☞ ʏᴀᴢᴀᴇʟ/ʏᴏᴏɴᴍɪɴ [ ʟɪʙʀᴏ ᴅᴏs ]Where stories live. Discover now