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28 de agosto de 1992

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Eran las 8:30 cuando había llegado a la empresa, era ya hora laboral así que no tuvo problemas con pasar, la recepcionista de la sala principal asintió con una sonrisa y ella entro al salón donde su vista captó a un par de juguetes que ella conocía bastante bien.
Se acercó a ellos y los saludo con las manos, varios trabajadores al verla solo se alejaron dejándola con aquellos peluches.

— ¡Abrazo, Beso! ¡Mi pareja favorita! — la mujer castaña tenía una gran carpeta de papeles que traía en su brazo y con la otra los saludo efusivamente — ¿Cómo han estado mis niños?.— En respuesta el peluche gigante color celeste se acercó a ella y la rodeo con un abrazo — Yo también te extrañe grandote — correspondió al abrazo con un poco de dificultad por lo que tenía en sus brazos. — Mi niña hermosa, espero que hayas pasado bien la noche, ¿La cuidaste verdad Huggy? — ante eso el nombrado asintió y ella se acercó al "malvavisco rosa" como solía llamarla — Que pena que solo venga a saludarlos, tengo que ir al Playcare a entregar algo importante, cuando regrese tal vez me quedé un momento con ustedes si no están tan ocupados ¿les parece? — la pareja de peluches asintió y la rosada se agachó y le dió un pequeño beso en la mejilla de la trabajadora quien soltó una risita.

Se despidió de ambos y se dirigió a la estación de tren cortando el camino para llegar más temprano, tenía que llegar a la oficina de consejeros de la guardería inmediatamente.
Saludo a muchos de los que se cruzaban en su camino y a paso rápido llegó a la estación de juegos encontrándose cerca del tren, a la araña encargada de ese lugar.

Mommy Long Legs, o mejor conocida como experimento 1222, era la anfitriona de la estación de juegos, encargada específicamente de que todos los niños que pasaban la prueba que se le fue dada como misión. Ella estaba rodeada de varios niños, de todas la edades, altos, bajos, niños y niñas, algunos hasta le llevaban regalos, rodeándola y alabandola mientras el experimento los miraba con una sonrisa cálida y una mirada maternal sin saber quien era la que estaba dentro de ese cuerpo inmortal.

Era una niña por el amor de Dios.

Ya había pasado un año en su nuevo cuerpo pero aún no se acostumbraba, ella por dentro seguía siendo una niña.

Pero nadie tenía que enterarse, nadie debía saberlo.

Era un secreto que incluso la misma muñeca debía guardarse para si misma y arrancarse llorar de la tristeza y rabia al ver que ese ya no era su cuerpo. Ellos la habían convertido en esto.

Ellos eran los monstruos.

Los niños se alejaron de ella para hacer una perfecta fila y empezar a subir al tren que los llevará a su nuevo hogar.
La trabajadora se acercó a la anfitriona que lucía algo desanimada al verlos subirse al vehículo, le dió unas palmaditas en la espalda captando su atención y la contraria le sonrió con comprensión.

— Todo estará bien, ya lo verás — intento tranquilizarla — Yo misma voy para allá ahora, te diré cómo están los otros niños que pasaron la vez pasada cuando regrese — la araña de plástico no dijo nada pero siguió viendo el punto fijo en el que el último niño subió al tren — No te preocupes por ellos Mary.

Return Fall || Poppy Playtime Where stories live. Discover now