Capítulo 47

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Thiago

Apenas me desperté, miré la hora en mi teléfono y vi que eran las ocho de la mañana. Era muy pronto para despertarme. Intenté volver a dormirme, pero no conseguía cerrar los ojos y volver a dormir plácidamente. Así que me levanté, porque no iba a conseguir nada dando vueltas en la cama. Al contrario que yo, mi hermana y Daniela seguían profundamente dormidas, entonces para no despertarlas bajé al salón y me puse a ver la televisión. Me estaba empezando a aburrir y decidí cocinar algún postre para hacer algo entretenido y de paso que las dormilonas lo probarán después.

Busqué en la nevera y en los armarios los ingredientes que tenía y con los que pudiera hacer algún postre. Cómo no había muchos alimentos de repostería y no iba a ir a comprar porque no estaban abiertos los supermercados a esta hora, me apañe con lo que tenía en casa.

No me iba a complicar mucho, así que haría una tarta de chocolate con galletas. Rompí un par de huevos en un bol, eché leche, harina, azúcar y lo integré todo bien. Una vez que tenía la base para hacer un pastel, derretí un poco de chocolate y lo vertí al bol. Lo mezclé todo bien y empecé a verter un poco de masa en un recipiente rectangular. Después empecé a poner una capa de galletas y seguí esa serie hasta que metí el recipiente en el horno para qué se cocinará.

Controlé el tiempo desde mi teléfono y mientras esperaba que la tarta se cocinará volví al salón a esperar en el sofá. Estaba viendo un partido de fútbol en la televisión y escuché unos pasos a mi espalda acercarse. Daniela me tapo los ojos con sus manos y acerco su boca a mi oreja para darme los buenos días. Retiré sus manos de mis ojos, la agarré de la cintura, y la empujé hacia al sofá haciendo que diera una voltereta y la senté en mi regazo.

—¿Tú me quieres matar a plena mañana?—me preguntó molesta

—¿Yo? Para nada—le respondí sonriendo

—Déjame sentarme en el sofá cómo una persona normal—me pidió

—No me apetece—ladeé mi cabeza

—Pues a mí me apetece lanzarte un cojín. ¿Me sueltas?—preparó el cojín entre sus manos

—Solo porque no me gusta recibir cojines en la cara—me rendí

La alarma de mi teléfono sonó minutos más tarde y me levanté para sacar la tarta del horno y dejarla enfriar en el horno. Daniela me siguió y me esbozó una sonrisa señalando el postre.

—¿Cocinaste para nosotras? Qué considerado

—A ti sería la última persona que le cocinaría

—Ya

—Pero si quieres pruébalo, quizás llevaba veneno para que dejes de ser tan irritante

—Eres tan amargado

—¿Me lo debería tomar como un cumplido?

—Tómatelo como quieras

Escuché a mi hermana despertarse y me llamó para que subiera. Entré a la habitación, me acerqué al borde de la cama y saltó a mis brazos. La abracé y le di un beso en la mejilla a modo de buenos días.

Bajé al salón con Mar en mi espalda subida a caballito y la dejé de pie en el sofá. Como siempre, se alegró al ver a Daniela y fue corriendo hacía ella. Yo me alejé a la cocina y contesté una llamada de mi médico.

En unas horas tenía cita porque a pesar de que me encontraba bien de la caída que tuve en el partido hace unos días, quería que me revisará un especialista, ya que salí del campo como si nada.

Las chicas desayunaron y después acompañé a Daniela a su casa porque quería hablar con mi mejor amigo. Entramos en su casa y me sorprendí al ver a Kevin. Daniela corrió a sus brazos y empezaron a besarse e hice unas muecas de desagrado. Gabriel se rió al ver mi reacción y yo me enfadé porque al final era verdad que se había olvidado de mí. Ahora mismo yo era como un desconocido.

Corazones en llamas ©Where stories live. Discover now