EL COMPROMISO

713 90 2
                                    

Hace 14 años...

Era una noche de invierno, este año era más frío de lo usual, pero eso no impidió que en la mansión Gojō se celebrara la fiesta de compromiso de Satoru y Yūji. Ambas familias se regocijaban internamente, por lo que cada una ganaría. Los Itadori ganarían poder y protección, y los Gojō la seguridad de que sus descendientes continuaran siendo alfas dominantes, pues comparado con la unión de otras castas, la mezcla de genes de un alfa dominante y un omega puro dan como resultado, alfas dominantes.

El resto de los invitados celebraban junto a las familias en aquella amena velada, excepto los novios, quienes se veían fastidiados con la sola idea de estar cerca el uno del otro. Saturo, con 20 años, había dejado de cortejar a Yūji hacía un par de años atrás y ahora se dedicaba a los negocios y a meter a su cama a cuanto ser se cruzase en su camino. No deseaba un compromiso y menos atarse a lo que los otros llamaban amor, que fastidio.

Por su parte, Yūji con tan solo 17 años, tenía claros sus objetivos y ser un adorable ornamento en la vida de un alfa no era uno de ellos. Si bien no negaba que el albino se había vuelto más atractivo y de vez en cuando le alborotara las hormonas, había sabido manejarse ante aquellas situaciones, sabía que caer una vez en sus garras era cortar sus propias alas y sesgar su libertad, así que a pesar de todo lo seguía rechazando.

- ¿En verdad estudiarás leyes? - dijo el albino con un deje de burla - No es propio de una omega buscar tanta atención. Además, no me gustaría que mi esposo esté cerca de otros alfas. - Sorbió la champaña de su copa sin siquiera verlo.

"Ahí está ese maldito tono arrogante y odioso de los alfas" pensó - ¿Y desde cuándo me importa lo que los demás piensen? - soltó con suavidad sin dejar de sonreír. - Encárgate de tu vida y déjame a mí con la mía. - se levantó de su asiento y se dirigió a la terraza donde se encontraba su hermano, junto al hermano adoptivo de Satoru, Megumi, quien es un alfa normal, 4 años menor que el albino y con quien claramente se lleva mejor.

Con una botella de vino y una de champaña escondida en su saco, se acercó a ellos. Dado que debían conservar las apariencias, Satoru no tardó en seguirlo. Entre risas, bromas y un par de comentarios fuera del lugar por el alcohol, las horas habían pasado volando.
Con la media noche acercándose, los Itadori se dispusieron a retirarse del lugar. Sukuna y Yūji se reunieron con su abuelo, y junto a sus guardaespaldas tomaron camino a la salida, seguido por el líder de los Gojō. Ambos hombres se estaba despidiendo cuando un albino se asomó por un costado, haciendo el que el pelirrosa menor simplemente torciera los ojos, ya exasperado.

- Wasuke, como siempre, es un placer haberte recibido en nuestro humilde hogar - dijo el mayor de los Gojō mientras extendía su mano. - Espero que Yūji pueda visitarnos más a menudo, ahora que pronto nuestras familias se unirán. Y por supuesto, Choso y Sukuna también son bienvenidos. - Sonrió a los menores. Ese día Choso tuvo que encargarse de algunos trabajos, por lo que con el pesar de su alma no puedo asistir.

- Masaki, el placer es nuestro. - Estrechó la mano del albino. - Por supuesto, tus hijos también son bienvenidos a visitarnos cuando gusten. Estoy seguro de que Yūji estará encantado de recibir a Satoru, ¿no es así? - dirigió su mirada al menor de sus nietos, quien con una forzada sonrisa asintió.

Satoru se dirigió a Yūji y se acercó peligrosamente a su oído - Así que mi adorable princesa ya se va. - susurró en un tono grave que hizo que la piel del menor se erizara al instante.

- Cuida tus palabras porque esta princesa también sabe usar un arma - respondió un poco más agresivo el menor.

Satoru quien decía odiarlo, también estaba fascinado con lo rebelde que el chico de ojos dorados podía llegar a ser, amaba todo aquello impredecible y que no podía controlar. - Hmmm... - acompañado de una sonrisa fue lo único que respondió a aquella provocación.

Luego de aquel breve momento de tensión entre la pareja que pasó desapercibido para el resto, ambas familias se despidieron y los Itadori se dirigieron a sus autos, siendo escoltados por los guardaespaldas de los Gojō. Cuando Yūji estaba por subir al auto, Satoru lo tomó bruscamente del brazo y tiro de él hacia su cuerpo, ganándose una mirada asesina del menor.

- Te dejaré ser libre un rato, haz de tu vida lo que se te dé la gana. Si quieres enamorarte, hazlo, no me importa. - decía todo aquello con una calma que helaba la sangre. Yūji simplemente observaba con los ojos bien abiertos. - Pero si cuando cumpla 34 años no he encontrado a nadie más para casarme, iré por ti, princesa. - soltó su agarre.

El pelirrosa estaba sorprendido e incluso un poco asustado, sin embargo, se armó de valor para responderle, como siempre lo había hecho. - ¿Y que si yo me enamoro y me caso con alguien más? - cuestionó molesto sin apartar su mirada.

El albino sonrió con malicia y se acercó a sus labios. - Eso sería muy malo para tu esposo. - juntó agresivamente sus labios para despedirse, y le dejó subir al auto. Sin saberlo, aquella sería una larga despedida, que traería paz para Yūji y que lo dejaría cumplir su sueño.

Luego de eso, los conflictos en el clan Gojō estallaron, dando pauta a la desestabilización del poder de los clanes mayores, que si bien no afecto a los aliados menores, como los Itadori, había arrasado con el de los albinos y había mermado su poder entre ellos, lo que los llevó a retirarse para realizar una limpieza y reestructuración completa.

.◞♡ ⃗ .◞♡ ⃗ .◞♡ ⃗ .◞♡ ⃗ .◞♡ ⃗ .◞♡ ⃗ .◞♡ ⃗ .◞♡ ⃗ .◞♡ ⃗ .◞♡ ⃗ .◞♡ ⃗ .◞♡ ⃗

Nota:
Puede que odien un poco a Satoru, pero a medida que avance la historia lo van a amar.
Jajajaja ya se viene lo bueno. Hoy habrá doble capítulo.

VOTOS MORTALESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora