FALSA LIBERTAD

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SATORU POV

Este omega. ¿Quién carajos cree que es?

Yūji no es ni la sombra de lo que me han contado. Es determinado, independiente, y todo lo contrario a lo que debería ser.

Lo que nunca he querido.

Se supone que me casaría con un omega que me complementara, alguien que no tuviera reparos en quedarse en segundo plano haciendo lo que le diga sin rechistar.

Entonces, ¿Por qué siento que Yūji no seria nada de eso?

Esta sentado frente a mi con su traje negro, hecho a medida que resalta todas y cada una de sus malditas curvas sin llegar a ser vulgar. Su cabello un tanto rebelde pero lo suficiente mente decente para no lucir descuidado, su color me recuerda al algodón de azúcar.

Detesto con todo mi ser el algodón de azúcar.

Y esos ojos también.

Esa mirada de cóg3me que le da ese atractivo que hace que quitarle los ojos de encima sea imposible.

Es un extraño contraste.

Desde el dorado de sus ojos hasta el rosa de su cabello. Pensarías que no combinan. Pero lo hacen.

Encajan malditamente bien.

- ¿Eso es todo? - retira el plato de comida frente a él y su voz me saca de mis pensamientos. Casi.

- Porque necesito comer y esto... - vuelve hacer un gesto de desagrado. - No lo comeré... - bufa molesto.

- ¿Qué quieres comer? - pregunto mientras vuelvo a beber de mi copa de vino. - ¿Una estúpida ensalada? - me burlo.

- Cualquier cosa que no tenga carne. O que provenga de algún animal. - Levanto mi mano para llamar a la mesera quien viene a nuestra mesa con rapidez.

- Dile lo que quieres comer. - le ordeno sin dejar de admirar su rostro.

El empieza a ver las otras mesas y un par más adelante ve lo que supongo es un plato de vegetales salteados.

- ¿Pueden darme uno de esos? - dice con voz amable. Y la mesera asiente y se apresura a pedir la comida a la cocina.

- ¿En serio? - le pregunto enarcando una ceja.

- ¿Tienes algún problema con mi elección de comida? - pregunta. Esa es la agresividad que conozco.

Aunque podría refutar fácilmente, dejo que el silencio y nuestros aromas, que combinan a la perfección, llenen ese espacio. Él no se siente intimidado por mi y encuentro eso muy irritante y a la fascinante.

- ¿Por qué estamos aquí, Satoru? - pregunta desinteresadamente. La forma en la que mi nombre es pronunciado lleva en automático mi mirada a sus labios.

Tomo mi copa de nuevo y bebo su contenido por completo. Él no debería ser tan malditamente tentador. A los omegas rebeldes se les debe dar una lección y enseñarles su lugar, como siempre ha sido.

Mi nuevo capricho es domar a este insolente tigrecito.

- Planeo casarme contigo. - suelto sin rodeos. Y esbozando la mejor de mis sonrisas.

Veo como palidece y deja caer sus brazos no sé si en son de sorpresa o de preocupación. Su aroma dice que ambos.

- No. - responde en seco.

- ¿No? - sonrío.

- Eso es exactamente lo que dije. ¿Supongo que no escuchas esa palabra muy a menudo? - poco a poco el color regresa a sus mejillas. La rapidez con la que se recupera es envidiable.

VOTOS MORTALESWhere stories live. Discover now