Cap. 6

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«Compartire mi vida contigo mientras te tomo de la mano. Pase lo que pase.»


"Wooosh"


Recuerda a la perfección el día entero. Lo ha analizado una y otra vez. Sabe que no logrará nada por pensarlo una y otra vez, pero se siente culpable. Puede que se haya sobre esforzado... Que idiota es.


No sabe qué hora es, con seguridad sabe que es de madrugada pero más allá de eso no sabe. Se encuentra acariciando delicadamente un mechón de cabello de Hayato. Es Naranja, como el de él. Su madre dijo '¡Es igualito a Shoyo de bebé!' y sus ojos se cristalizaron. Suiren solo dijo rodando los ojos como si fuera la cosa más obvia 'Bueno, suegra, no pudimos contra los genes hinata' y los miro a él y a Natsu que se encontraba a su lado.


Sonrió ante el recuerdo del primer día de Hayato en su casa, después de que los dieran de alta, pero enseguida su sonrisa vaciló al ser atacada por el recuerdo de lo pasado recientemente.


Recuerda que se sentía un poco extraño... Tenían que remontar y su mente solo se enfocaba en eso. 


24 - 22.


Salto... Pero no voló. Más bien, su caída al suelo fue dolorosa.


Apretó la mandíbula al tiempo que sintió un brazos más delgados rodearle el cuerpo. Se giró y se encontró a su esposa que recostaba su cabeza en su espalda.


"No te atormentes tanto." dijo.


Se había lesionado a finales del partido, el último partido de la temporada por este año.


Ella hizo que el se girará y en lo que lo tuvo enfrente le plantó un beso de esos que te recetean el cerebro. Que te hacen olvides el cansancio de tu día. Tomó su mano y lo saco de la habitación, apagando la luz del cuarto de Hayato en el camino.


En la cocina, ella se volvió hacía el y volvió a besarlo, con más fuego esta vez. Sobra decir que Hinata es de esos apasionados de la vida, el amor, el cariño, los besos. Tomó sus mejillas con algo de fuerza y la beso con ganas.


Es mi culpa.


Se separan y se vuelven a unir, haciendo con los choques de sus bocas pequeños "plop".


Debí cuidarme más.


Los brazos de ella se pasan por su cuello mientras se tambalean hasta dar con la encimera.


Perdimos por mi culpa.


Las manos fuertes de Hinata tomaron su cintura y la alzó para sentarla en la encimera. Acomodándose entre las piernas de ella para seguir el beso.


Estoy lesionado. Mi muslo no es lo único que duele.


Una carta para ti - H. S.Where stories live. Discover now