Out Of My League (Kayn Shieda / Rhaast x Tú)

Parte 4. Especial de San Valentín.

—¡Haz algo por Dios!—. Gritaste con desesperación por el micrófono de tus audífonos.

Estabas jugando una partida de League of Legends con tus amigos a distancia. Tus dedos se movían rápido sobre el teclado, tus ojos no se despegaban de la pantalla y las ofensas de tus amigos bombardeaban tus oídos. Estaba jugando como Qiyana, a veces extrañabas jugar con Kayn como Zed.

—¡Nomas no te pongan una verga porque también te la tragas!—. Exclamaste frustrada al ver el cartel de "Derrota" resplandecer en tu pantalla.

Las vacaciones de invierno estaban por terminar. Había pasado medio año desde que Kayn te pidió ser su novia. Él se graduó de la preparatoria y firmó un contrato con Riot Records para volverse una gran estrella junto a Heartsteel. No lo habías visto en más de dos meses, pero él siempre se aseguraba de mandarte regalos para que no lo extrañaras tanto. Sus obsequios iban desde mercancía oficial de Heartsteel hasta videojuegos y joyería. Tu regalo favorito hasta el momento era uno de sus aretes plateados para que pudieran combinar a pesar de no estar físicamente juntos.

—¡Esa Qiyana pega como papá borracho!—. Exclamó tu amigo a lo que tus demás compañeros se rieron. Quisiste mantener la postura seria, pero no pudiste.

—Oye, ¿y Rhaast?—. Preguntó uno de tus compañeros con la foto de perfil de su waifu.

—No sé, no me ha contestado en un buen rato—. Mentiste.

Sabías perfectamente en dónde estaba. Estaba en otro país preparándose para su último concierto de su tour mundial con Heartsteel. Después de que se graduara, Kayn se adaptó rápidamente a la vida de rockstar. Pasar todo el día escribiendo música, conocer fans y viajar a muchos lugares en compañía de su guitarra. Siempre te mandaba fotos de los lugares que conocía, las nuevas comidas que probaba y de las personas talentosas con las que trabajaba. Todos los días te prometía que te enseñaría el mundo una vez que salieras de la preparatoria.

Tenían una buena relación en la que estaban en constante comunicación, solo que había un pequeño problema. Su relación era un secreto. Cuando Kayn firmó su contrato con Riot Records para volverse una estrella, su representante se enteró de que él tenía una novia. Él le pidió que mantuviera su relación lo más privada posible porque si iba a ser parte de una boy band, la popularidad del grupo podría disminuir si las fans se enteraban de que una chica es dueña de su corazón.

Kayn pensaba que estarías molesta con él por querer mantener la relación en secreto, pero se sorprendió al saber que tú no tenías ningún problema en hacerlo. Al ser muy tímida, no te gusta ser el centro de atención. Si todos supieran que eres la novia de una celebridad, perderías tu privacidad y no te sentirías cómoda.

Mantener la relación privada era lo más idóneo para ambos, aunque a Kayn le tomó más tiempo adaptarse a la idea. Cuando Kayn se fue en su primer tour, te llamaba todas las noches para recordarte cuanto te amaba y te extrañaba. Te decía cuánto extraña tus abrazos, besos y caricias. También lo extrañabas, pero no fue un cambio tan drástico porque ya estabas acostumbrada a pasar tus noches en soledad jugando videojuegos o viendo directos.

Escuchaste el sonido que anunciaba que te había llegado un mensaje por Discord y no dudaste en ver de qué se trataba. Era nada más y nadie menos que Kayn. Te había mandado una selfie de él con Ezreal antes de salir al escenario. La había tomado antes de darle su teléfono a su asistente personal para que lo guardara mientras se ocupaba.

—¿Tu novia va a ver la transmisión?—. Le preguntó Ezreal mientras se estiraba tras bambalinas.

La música alta, los gritos de las fans emocionadas y el equipo de Heartsteel corriendo de un lado a otro para asegurarse de que todo estuviera bien. Kayn calentaba sus músculos antes de salir a escena. Era el concierto de la gira y no podía arruinarlo. Estaba nervioso, no tanto como en su primer concierto en donde casi se mea encima. Aún recuerda ese día cuando vio por una fracción de segundo a su hermosa novia en el público y casi pierde el balance. No estaba tan nervioso como esa vez, pero sus manos no dejaban de sudar.