Diario de L

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Y aquí vamos de nuevo, no creí que volviera a hacer esto a mis treinta años, puede ser absurdo que una mujer como yo, ahora quiera escribir sus pensamientos en un diario, pero creo que liberador para el alma, seguir escribiendo mi historia, mi pasado con mi presente y quién sabe tal vez el futuro. Aquel futuro que alguna vez una mujer me trató de adivinar y que hoy se estaba haciendo realidad, no sabía si se refería específicamente a esto, no creo en esas cosas, me parecen tontas y faltantes de sustentos sólidos para tomarse como algo serio.

La presencia de Felipe en mi vida lo resumía como una casualidad, algo que se dió por estar en el momento indicado. Nunca me había puesto a pensar en nuestra relación, todo comenzó de manera tan acelerada que en un abrir y cerrar de ojos estábamos en este punto. Felipe siempre me toma por sorpresa en todo, con él nada estaba escrito. En ocasiones sentía que iba tan rápido que me daba pánico si quiera imaginar lo que pasaba por su mente. El hablaba del futuro con tanta ligereza.
Pero  ¿Que es lo que pienso yo? Tenía claro que estaba demasiado enamorada de ese hombre, su inteligencia, su elegancia, la manera tan propia en la que habla, es caballeroso y dulce, simplemente el hombre perfecto, y es mío.
Pero que pasaría si esto continúa como hasta ahora, que tan preparada estoy para seguir dando pasos agigantados, me refiero a que, me veo con Felipe a mi lado, me visualizo amándolo y queriendolo, pero no sé si esté lista para casarme. Si fuera un hombre común todo sería más sencillo, comenzando por su familia. Su madre es claro que no me quiere, lo sentí al pedirme que si las cosas se seguían poniendo intensas, fuera yo la que desistiera de una relación con su hijo, eso me dejaba ver qué solo me tolera por un tiempo, pero que jamás me vería como la esposa de Felipe. Su padre ni se diga, en mi existía este lado retador, ese lado que muy pocos conocen y que siento que con él me sale con facilidad, si él dice no,  yo diría si, si piensa que se puede deshacer de mi como si fuera cualquier cosa estaba muy equivocado, tenía esa necesidad de hacerlo tragarse todas su palabras. Pero también era consciente de que mi relación con Felipe no podía basarse en una venganza contra su padre, así que no me quedaría de otra que olvidar todo lo que me dijo y me hizo sentir.

Y por el otro lado está mi carrera, mi profesion que tanto amo. Con la que aprendí a ser independiente y forjar cimientos sólidos en mi futuro. Estoy en ese momento de mi vida profesional con la que tanto soñe, titular en el noticiero más visto, colegas aplaudiendo tu trabajo, gente regalandome sonrisas por la calle, y según Urdasi, compañeras imitando mi estilo. Y en lo económico no me quejo, todo marchaba bien.

Ahora piensa en ese futuro, si hay periodismo no habrá Felipe, pero si hay Felipe no habra continuación a ese sueño que tanto añore de niña.

Lo que tienes claro es que sin el periodismo no podría vivir. Total, el matrimonio está muy lejos de nuestras mentes por ahora.

El Día Que Decidí Amarte  (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora