────Shōto conoce a un Omega llamado Izuku al entrar a la facultad, ambos se hacen mejores amigos. Al ver cómo Izuku no entiende nada del mundo moderno al ser del interior, Shōto comenzará a darle consejos para que se adapte al ambiente.
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Sin dudas haberse confesado fue lo mejor que pudieron hacer.
Shōto no desaprovechaba ni la más mínima oportunidad para demostrarle a Izuku cuanto lo quería. Ya fuera con besos, abrazos, mimos o algunos toques.
Izuku era demasiado inocente respecto a todo y se ponía nervioso muy fácilmente con todo lo que hacía Shōto, pues nunca antes lo habían tratado tan bien en una relación.
— Hola amor. — Saludó el Alfa a penas vió al pecoso, lo abrazó por detrás y le plantó un beso en el rostro. — ¿Cómo estás? — Preguntó pensando en lo bien que se sentía poder demostrar el amor que le tenía a Izuku.
— Bien Shōto. — Sonrió el menor. Tomó la mano del más grande y ambos caminaron hasta el patio de la facultad, tenían un puente de tres horas antes de su siguiente clase.
Ambos se sentaron en el suelo. Izuku se recargó en un árbol y Shōto descansaba su cabeza en los muslos del Omega.
— Shōto.. ¿t-te gustan los museos? — El bicolor asintió mirando fijamente al otro esperando que continuara. — Compré dos entradas.. y queria saber si me querías acompañar. Ya sabes, como una cita. — Ver el sonrojo de Izuku a Shōto se le hizo demasiado adorable.
— ¿Gastaste tu dinero? Sabes que si querías ir solo debías decírmelo. — Le había gustado el gesto de su pareja, pero sabía que Izuku no tenía la mejor estabilidad financiera y no quería que gastara en él.
— ¡No! — Negó inflando las mejillas. — Quería hacerlo por mi cuenta e invitarte. — Se quejó cruzándose de brazos.
Shōto se levantó y lo envolvió entre sus brazos invirtiendo posiciones. Izuku estaba atapado en los brazos de su novio. — Te amo, ¿lo sabías?
— Yo también Shōto.. — Izuku depositó un tímido beso en la mejilla del más alto quien después se encargó de llenarlo de besos.
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Estaban en el museo y sinceramente a Shōto le encantaba ver como Izuku se emocionaba como un niño mirando y admirando todas las pinturas y obras.
— Esto es genial Shōto. — Sonrió tomando la mano de su pareja para guiarlo a otra sección. — ¡Mira! Que linda pintura..
— ¿La quieres? — Preguntó sin pensar, si Izuku la quería la compraría para que fuera solo del Omega.
Izuku solo rió negando con la cabeza. Ambos seguían explorando el museo, fueron a la parte donde se exhibían objetos tecnológicos antiguos.
El menor se encargaba de admirar alguna cosa y Shōto estaba detrás de él, mirando como era feliz. Sonreía solo con ver contento a su pequeño novio.
