Capítulo 2

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Antes de que su padre llamara y antes de meterse a la ducha, Leidy, corrió a revisar el MSN que la mantuvo desvelada hasta altas horas de la noche. A la respuesta de ese Marcos ausente, ya que no le quedaban minutos para llamar ni otra alternativa que no fuera dejar la ventana del chat abierta por si en algún momento de la noche alguno de sus ruegos por saber de él eran leídos y contestados desde el otro lado de la pantalla.

¡Hija, ya está por hervir la tetera! se asomó su mamá, antes que Leidy cercara su cabellera azabache, antes del rimel riguroso en sus ojos, antes de acomodar el expansor comprado el día anterior y le aprovechó de preguntar si había caminado dormida otra vez durante la noche pero no fue el caso de que la hija rompiera su racha de dormír sin sonambulismos, así que podía quedarse tranquila.

Leidy se vistió pensando en que podría pedirle algo de plata a su madre y recargar el teléfono para, de una vez, cortar de cuajo la incertidumbre y que Marcos se dignara a explicar su ausencia o podría utilizar esa misma suma para tomar una micro y visitarlo, con todo lo que implica el cara a cara, el enfrentamiento directo que no terminaba de cuajar como una buena idea. Si Marcos no se apareció la noche anterior fue por algo que ella atribuyó a la mentira de no tenerle un regalo, a que la amistad no era tal y ella la adornaba con florituras que lo alejaban, eso era, probablemente, Marcos quería evitar a Leidy esbozando esa confesión de sensaciones que tanto le costó confeccionar hasta sentirse valiente, incluso osada. Y así como llegó el sol podría irse con tanto escenario que a Leidy le quedaban cortos, pequeños e insignificantes.

En la cocina vio a la madre en un rincón con el teléfono pegado al rostro queriendo ser invisible para no preocupar a su hija, curiosa, preocupada. Sí, está acá, ¿quieres hablar con ella? Tú papá, hija.

Recibió la noticia con la extrañeza de volver a escuchar la voz ausente de su padre, contándole sobre la hospitalización de Antonio, su hermano y sobre el botellazo que lo tenía aturdido desde la noche anterior.


El amanecer se posó sobre las pupila de Marcos que no vió la oscuridad interna de sus párpados descansados a pesar de que Marlin lo instaló en su pieza insistiendo que durmiera en la comodidad de su cama, que él, por su parte, dormiría en el sillón pendiente de la luz de alguna baliza o del aullido de una sombra vengativa, con el parpadeo del televisor en el rostro.

━¿Cómo dormiste? o ¿no dormiste?

Marcos se hubiese ido con el frío del amanecer sin hacer caso a sus músculos paralizados, tumbado en la cama, repitiendo con insistencia los trozos de botella navegando sobre el océano de sangre que escapaba del cráneo de ese desconocido. Eso lo inquietaba, la carga de desconocimiento.

Marlin preparó té, lo único que tenía y sirvió una taza, mitad de agua caliente, mitad de agua fría a petición de Marcos quien no entendía de lo que hablaba ¿a qué se refería con eso de rendir cuentas? Él fue a comprar una salsa de soya y en eso no existía pecado. Lo de matar a un hombre fue una tragedia entrometida, aunque, según Marlin debían comprobar todavía si estaba muerto o no y para él no era siniestro. De no ser por ese botellazo, él hubiese terminado, todo cagado, en el hospital.

━Mira, Marcos, te agradezco lo que hiciste por mí, pero nosotros ya teníamos calculado más o menos todo, porque, de qué iba a pasar algo, bueno o malo, iba a pasar. Pero como tú pegaste el botellazo y ahora todo quedó patas pa arriba ¿me entendí? Por eso ahora tenemos que ver si el hueón está muerto o vivo.

Marlin empacó un par de cuchillos gruesos, útiles para ir a acampar los fines de semana pero según él, debía encontrarles otro uso. Terminaron sus tazas de té y marcharon a la casa de un tal Suzuki quien era al que se debía rendir las cuentas. Marlin le pidió que pusiera atención a los rostros de la calle y a los cuerpos o a la falta de estos. Algún skinhead de corta vientos parchado con una "S" y una "E". Por lo menos hasta que se subieran a la micro que los llevó al paradero en la misma cuadra en que estaba ubicada la casa vieja, rodeada por un enrejado de igual antigüedad y una ventana tapiada dónde los recibió ese tal Suzuki dónde los rasgos nipones se entrelazan con su genética chilena.

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⏰ Last updated: Feb 17 ⏰

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Delineado con navajaWhere stories live. Discover now