Ecos de la Forja: El Despertar del Linaje

Sombras del oráculo

De vuelta al presente... 

La luz del crepúsculo se desvanecía, sumiendo el campamento en una penumbra que se entremezclaba con el resplandor vacilante de la fogata. En ese ambiente de sombras y media luz, la conversación giraba en torno a las experiencias recientes, con Elizabeth compartiendo fragmentos de su doloroso pasado. La atmósfera era densa, cargada de emociones no expresadas y de una creciente sensación de camaradería.

-Lo que hemos enfrentado hasta ahora no ha sido fácil, pero estamos juntos en esto, por ahora te prometo que te llevare de vuelta a tu reino-, dijo Jack, tratando de inyectar un tono de esperanza en sus palabras. Su mirada hacia Elizabeth era una mezcla de preocupación y determinación.

La capitana Helena, acostumbrada a estas situaciones, buscaba mantener el ánimo del grupo. 

-Bueno, si algo he aprendido, es que la adversidad nos hace más fuertes. Y por lo que veo, no hay desafío que no podamos superar juntos-, comentó, con una sonrisa que buscaba ser contagiosa.

En ese instante de vulnerabilidad compartida, una figura surgió de las sombras del bosque, interrumpiendo la tregua emocional del grupo. Sin previo aviso, y sin hacer ruido, la presencia de la desconocida capturó la atención de todos.

Ante la aparición repentina, Jack reaccionó instintivamente, desenfundando su espada con una gran agilidad. -¿Quién eres? ¡Habla ahora!-, exigió, posicionándose entre la misteriosa figura y sus compañeros, su cuerpo tenso y listo para la acción.

Helena, no menos alerta, se puso de pie rápidamente, su mano sobre el pomo de su espada, su mirada evaluando rápidamente la situación. -No se quien seas pero me acabas de arruinar la conmovedora charla con estos niños-, dijo con firmeza y molestia, su voz resonando con la autoridad de la gran capitana que es.

La figura detuvo su avance, manteniéndose a una distancia prudente. A pesar de la tensión, su postura no era amenazante; más bien, emanaba una calma que contrastaba con la defensiva del grupo. -No tienen por qué temerme. He venido a advertirles, no a hacerles daño. Los peligros que buscan son mayores de lo que imaginan-, dijo la desconocida, su voz llevando un matiz de urgencia y seriedad.

La cautela inicial de Jack y Helena no disminuyó, pero la curiosidad comenzó a tejerse entre la desconfianza. La tensión en el aire comienza a disiparse ligeramente, aunque la cautela permanece. Jack, aunque aún desconfiado, reconoce que mantener la espada desenfundada no hará más que escalar la situación innecesariamente. Con un movimiento fluido y controlado, vuelve a enfundar su arma, aunque su postura sigue siendo de alerta.

Elizabeth, impulsada por una mezcla de curiosidad y la necesidad de entender el contexto completo de su situación, da un paso adelante. -¿Quién eres? ¿Y cómo sabes a que peligros enfrentamos?-, pregunta con una voz que, aunque muestra su cautela, también revela su interés por las respuestas.

La figura misteriosa, ahora iluminada por la tenue luz de la fogata, revela un rostro que irradia una serenidad enigmática. -Me llaman Seraphine-, responde con una voz que parece llevar ecos de historias no contadas. -He vivido por estos bosques durante más tiempo del que pueden imaginar, y he visto los hilos oscuros que se tejen en las sombras. La organización que buscan es más compleja y peligrosa de lo que parece a simple vista.-

Helena, aunque ha relajado levemente su postura defensiva, mantiene una distancia prudente, su mirada aún fija en Seraphine, analizando cada palabra, cada gesto, en busca de la verdad detrás de sus palabras. Su experiencia le ha enseñado que en este mundo, las apariencias a menudo engañan.

Jack, por su parte, cruza los brazos, su expresión una máscara de escepticismo. -Y suponiendo que creyéramos en tus palabras, ¿qué es lo que buscas al advertirnos? No es común que extraños ofrezcan ayuda sin esperar algo a cambio-, señala, su tono dejando claro que, aunque ha guardado su espada, su desconfianza permanece intacta.