John no era el tipo de personas que se entrometía en la vida de los demás, pero cuándo se trataba de un chisme era el primero en parar la oreja, y claramente lo aplicaba con todo tipo de gente, entre ellos, sus amigos más íntimos, por ejemplo con Roger. Eran inseparables y se contaban de todo, hasta sus secretos más oscuros sin problemas, era algo normal y estaban acostumbrados a hacerlo sin siquiera tener una pizca de vergüenza en sus rostros. Obviamente hoy era el caso, pues los dos se encontraban en la casa del castaño, jugando un sencillo pero divertido juego de mesa en la sala de estar de Deacon.
—— Yo la verdad me doy placer cada 2 días ——Comentó desprecupado el rubio.
—— Eww, yo cada 5 minutos ——Respondió su amigo, haciendo que una carcajada salga de lo más profundo de la garganta del ojiazul.
—— Que salvaje eres, ya necesitas un novio me parece ——.
—— Entonces dile a rulos que me presente a Freddie ——Propuso sonriente.
—— Estás demente... —— Lo pensó por un momento —— Claro que lo voy a hacer ——Musitó sacando su celular.
John de verdad no esperaba que Taylor lo haga, entonces sin darle mucha importancia se dirigió hacia su cocina para prepararse un té. Hasta que el más bajo llegó corriendo hacia dónde el castaño se encontraba.
—— Preparate, porque mañana tienes una cita con el amor de tu vida. Y dejame decirte que te voy a ayudar con que ponerte y demás ——Musitó el ojiazul, con una sonrisa en sus labios.
—— Jodeme, Roch, no me digas que lo hiciste ——Comentaba incrédulo, tomando el celular de su amigo entre sus manos.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—— ¡Roger, carajo! No tengo que ponerme——Farfullaba frustrado, dejando el celular en la mesa y comenzando a preocuparse.
—— Eso es lo de menos Johny, yo te ayudo con la ropa y si no tienes algo te presto de mi armario. Somos amigos ¿Recuerdas? Estaré aquí para lo que necesites ——Hablaba Taylor, acercandose a su amigo y abrazandolo.
Roger sabía que John tenía un problema grave con su ropa, pues últimamente en su trabajo le estaba yendo mal y cada vez ganaba menos, absteniendose de algunos gastos, como comprarse ropa, para poder comer. Por lo mismo, el rubio intentaba estar siempre en los peores momentos de Deacon. No podía dejar a su amigo solo, y menos en una situación cómo esta. Planeaba tranquilizarlo durante lo que quedaba de la tarde e intentar buscar algo que pueda utilizar. Sinceramente el ojiazul no tenía mucho, pero con los pocos dólares de su bolsillo, le encargó una chaqueta de cuero negro y unos jeans acampanados marrones a John. Ya verían cómo arreglarselas con lo demás, pero por ahora iban bien.
—— Luego de esto, quedate las prendas. Es un regalo de parte mía ——Sonrió de lado el más bajo, ganandose un fuerte abrazo por parte del castaño.