TROFEO

366 33 3
                                    

YUJI POV

Han pasado dos semanas desde la noche en la que Satoru llegó en la madrugada hecho un desastre, no pude verlo, ya que solo entré a su habitación para dejar un poco de comida y salí tan rápido como pude luego de ver su ropa ensangrentada tirada en el piso. Estaba por decirle a Megumi que deberíamos llamar a un médico, pero Suguru había llegado y dijo que no era necesario, que él estaba bien. Desde entonces no he escuchado de él. Megumi y Suguru evitan hablar de él frente a mí, y su olor se ha ido disipando cada vez más. Pero debo decir que sin querer escuché que se fue de viaje...

Sin avisar.

Al principio la idea de vivir bajo su techo me mantenía al borde del abismo porque pensé que intetaría alguna estupidez, pero poco a poco se ha vuelto una rutina, algo más normal. La compañía de Megumi ayuda mucho y el ver como es su matrimonio hace que se sienta mucho más hogareño.

Estas últimas semanas he estado hundido en trabajo. En cuanto a la propuesta que recibi hace unas semanas, ya he dejado clara mi posición sobre no tomar la dirección de la firma hasta que termine mi caso con los Zen'in. Hay demasiada presión y dinero de por medio en este caso, y me ha consumido por completo.

Al intentar balancear mi trabajo con Megumi, es normal que me haya olvidado del idiota de su hermano, es como si ese monstruo tan solo hubiese sido producto de mi imaginación.

Y justo cuando pensaba que se había dado por vencido, lo veo abrir la puerta de mi oficina, entrando sin ser invitado.

- No puedes estar aquí. - reclamo de inmediato.

Cierra la puerta tras de sí, y al mismo tiempo veo pasar a algunos de mis colegas fuera de mi oficina. Tener unas paredes de vidrio que crean una ligera distorsión para dar privacidad son inapropiadas para estas situaciones.

Esto es malo.

- Princesa. - dice con una arrogante sonrisa plasmada en su rostro.

- Tienes que irte ahora mismo. - camino hacia él para confrontarlo.

Grave error.

Da una mirada rápida a mi oficina, ignorando mi agitación. - No he escuchado de ti. Y como tu esposo, me siento herido. - dice con cierto dramatismo mientras comienza a liberar sus feromonas que denotan cierta emoción.

- No soy tu esposo. - lo reprendo intentando controlar mis ganas de gritarle y sacarlo a patadas de mi oficina.

Sin embargo un escándolo no sería propicio ahora, así que suspiro derrotado y me apoyo en el escritorio, cruzo mis brazos frente a mi pecho y lo miro muy molesto. Sé que puede sentir mis feromonas picantes, y eso solo lo hace sonreír con más arrogancia. - ¿Qué quieres, Satoru? Acordaste dejarme en paz. - gruño lo suficientemente suave para que solo él me escuche.

- Lo hice y lo hago. Pero ignoraste mi mensaje de esta mañana, y es un asunto muy urgente. - da un par de pasos hacia mí y al mismo tiempo siento su aroma intensificarse.

- Tener una cita contigo no es un asunto urgente. - bufo.

Él solo masajea su cuello. - Para ser sincero, no lo consideraría una cita, por es una reunión en la que exhibiré mi más grandiosa adquisición. - su mano acaricia mi mentón.

Repentinamente, he recordado lo mucho que odio a este hombre. - No soy tu premio. - aparto su mano de un golpe.

Sin decir más toma un par de plumas y empieza a jugar con ellas, y se que lo hace para ponerme de mal humor. Me mira de reojo para estudiar mi reacción, y no puedo evitar fijar mis ojos en esos preciosos orbes tan azules como el cielo, sus pestañas tan blancas como su cabello los enmarcan perfectamente bien, y su sonrisa arrogante es la cereza del pastel.

VOTOS MORTALESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora