Capítulo 16

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Vidal

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Vidal

Ya han pasado varios días desde el accidente y aún no ha despertado.

La persona que está en esa cama, luchando por su vida, es a quien amo. Es como una luz al final del túnel. Cuando nuestros días parecían ser los peores, él estaba ahí para ayudar con lo que pudiera. Suspiro hondo y una sonrisa se escapa de mí mientras estoy inmerso en mis pensamientos. Simplemente pude notar que ese pequeño niño asustado era todo lo que había estado buscando. Quizás cuando era un niño no lo notaba tanto porque apenas era un niño, jugando en el mundo de los adultos para poder sobrevivir a la espantosa realidad.

Pero el convivir con él durante muchos años me hizo darme cuenta de que el cariño que tenía hacia él no era como el de un hermano mayor protegiendo a su hermano pequeño, era mucho más que eso.

Es amor, es deseo, es la sensación de tenerlo cerca y que nunca más se vaya de mi lado. Al principio pensé que solo estaba confundido, que quizás mis sentidos me estaban jugando una mala pasada.

Pero entonces llegó él.

A pesar de que Julls nos había comentado desde un principio sus gustos, nunca imaginé que alguien se atrevería a meterse con él. Pensaba que el hecho de estar con nosotros lo haría olvidarse de tener una relación seria con alguien.

Samuel llegó a nuestras vidas a molestar. No negaré que era muy bueno, demasiado, que me causaba estrés cada vez que lo veía cerca. No sé cómo sedujo a Julls. En su momento, todos estaban fascinados con el encanto de Samuel, pero a quien atrajo como imán hacia él fue a mi querido Julls.

Claro que la situación no nos pareció la mejor. Además, Julls nos contaba todo, nos pidió consentimiento. ¿Qué íbamos a hacer, negarle lo que por derecho le corresponde? Pues claro que no. Él podía hacer muchas cosas sin tener que pedirnos permiso, pero su gratitud hacia nosotros llegó a tal grado que nos informaba absolutamente de todo. Pero llegó ese momento en que Samuel sacó lo mejor de él y simplemente se veía muy feliz, tan feliz que me molestaba.

Fue cuando nos dimos cuenta de que a los cuatro nos gustaba la misma persona.

Buscamos información sobre él, algo que nos dijera que era una mala persona, porque tanta amabilidad me parecía sospechosa. Pasamos meses buscando cualquier cosa para alejarlos, pero entre más convivían, más fuerte se volvía su relación, lo que debía impedir a toda costa, pero simplemente no encontrábamos la manera de hacer que ellos se separaran.

Hasta que se nos ocurrió invitar a Samuel a uno de los lujosos hoteles que había adquirido en ese momento. Claro que nunca nos mostramos como malos delante de él, no queríamos que Julls se alejara de nosotros y nos quitará hasta la amistad, pues claro que no dejaríamos que eso sucediera.

Samuel bebió tanto hasta perder el conocimiento. Dejamos el lugar que pareciera que había estado con otras personas, contratamos a unos chicos y les pagamos muy bien para que actuaran perfecto y que Julls se creyera todo. Al final, salió todo perfecto, tan perfecto que por la mañana tenía a mi pequeño llorando en mi regazo.

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