༺ Capítulo XXXIV ༻

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En una de las habitaciones del primer piso de la casa de señor Gook-Hwan, Jimin se encontraba tratando las heridas del otro doncel.

—Esto no está bien... —murmuro SeokJin.

Arrodillado frente a él, el pelinegro doncel dejó de observar el pie entre sus manos y le miró un momento, encontrándose con la figura de SeokJin abrazándose a sí mismo con su cambio de ropa limpio y seco. Su expresión demostraba preocupación, y Jimin dudaba que se tratara por sus heridas.

—Lo sé, pensé que solo era una simple torcedura, pero se ve más feo de lo que esperaba —comentó.

—No debería de estar aquí —se quejó el contrario, bajito.

—Estoy tratando tus heridas, ¿dónde se supone que lo haré si no es aquí? Los esclavos no tienen una habitación propia cuando son nuevos —indicó bajando la mirada al pie—. ¿Seguro que solo te empujaron?

—S-si, solo hicieron eso —asintió efusivamente.

Pero Jimin dudó de aquella respuesta, ya que por alguna razón, evitó su mirada.

—¿Dónde estabas exactamente cuando te empujaron? —cuestionó con sus ojos entrecerrados en el hermoso rubio platinado.

En vez de responderle, SeokJin evitó su mirada, otra vez. Lo que confirmó su sospecha de alguna forma.

—¿Sabes? Recuerdo una vez en la que me caí de una carreta en movimiento al intentar conseguir algunas verduras —expresó—. Mi pie quedó exactamente igual luego de aterrizar forzadamente por culpa del idiota que me empujó —le observó.

—Yo no estaba tomando nada de una carreta —murmuró el contrario.

—Tal vez no en una carreta, pero hay caídas similares —indicó—. Por ejemplo... ¿Te empujaron por las escaleras?

SeokJin evitó su mirada otra vez.

—Lo hicieron —confirmó Jimin.

—Ya estaba en los últimos escalones, no fue tanto... —confesó finalmente en un murmullo.

—Sí, lo mismo le dije yo a mi madre y resulta que sí me había herido en otras partes —resopló, levantándose—. ¿Dónde? —preguntó.

Con una pequeña mueca, SeokJin finalmente alzó su camiseta y reveló cerca de sus costillas una larga línea de color violeta y rojo que lentamente se iba expandiendo hacia arriba y abajo.

—Alcance a afirmarme, pero de igual forma me golpee un poco —murmuró el otro doncel.

—Exactamente a esto me refería —suspiró—. ¿Puedo tocar? Me gustaría ver si tienes algo roto —explicó, observando esos ojos celeste cielo.

Asintiendo despacio, SeokJin le observó con curiosidad.

—¿Eres un sanador?

—Pff, no realmente —respondió Jimin, acercando sus manos—. Solo digamos que he tenido algunas heridas de las que he tenido que cuidar yo mismo, por lo que he ido ganando conocimiento con el pasar de los años —explicó—. Aunque sé más sobre hierbas que otra cosa, tampoco es como si no supiera nada —le sonrió.

—G-racias —pronunció el otro doncel, torciendo sus labios en una mueca.

—Está bien, aún no he hecho nada más que conseguir una habitación —indicó, finalmente alejando sus manos—. No creo que algo esté roto, pero definitivamente eso duele —expresó alejándose.

Acercándose a la pequeña mesa que se encontraba en una esquina, Jimin revisó la gran variedad de hierba que Namjoon había conseguido para él en tan solo minutos y eligió aquellas que ayudarían al otro doncel.

༺ Wild Breeze ༻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora