Junto a ti

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Tails es un integrante del circo cuya habilidad en especial hace que lo traten como un hombre-ave. Del otro lado del campamento, hay una bestia cuya jaula lo aísla del mundo. 


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—¡Un acto extraordinario! ¡Un ser que desafió la imaginación y credibilidad humana! Dicen que sometido a la curiosidad de la ciencia; otros, que ángel sometido a la crueldad de la naturaleza, ¡Desafía a la gravedad y ha dominado el arte de volar! ¡Tails! ¡El hombre ave!

La primera vez que el showman empleó aquel apelativo, el artista en cuestión fue empujado desde lo alto de una edificación de por lo menos catorce pisos cercana a la exposición. Él mismo se había preguntado, tras ver que el pequeño escenario vacío al que personas de toda la ciudad acudieron con el fin de conocer las rarezas ambulantes, a quién estarían presentando, ¿al hombre invisible?

Dos manos lo empujaron en aquella ocasión, se le había enviado una indirecta por la mañana oculta en una pregunta indiscreta por parte del dueño de la feria:

—¿Ha visto alguna vez eso que llaman "helicóptero"?

No, pero no hubo tiempo de explicarlo durante la caída si su principal respuesta, cuando pudo darla, hubiera sido más específica y no una mirada repleta de confusión. Antes de aquel casi desafortunado día en el que el dueño cruzó los dedos con esperanza, sus dos colas no servían para nada más que darle estadía en el circo.

Recordó que, al ver que si no hacía algo antes de encontrar la muerte en el impacto con el frío suelo, trató de agitar sus brazos hasta que fueron las aterradas colas que le redujeron la libertad las que ahora lo salvaban y le brindaban la popularidad con la que contaba actualmente.

El anfitrión tardó unos segundos en recordar que debía seguir con la presentación una vez que el zorro halló la forma de aterrizar a su lado para deleite de los maravillados espectadores, ahora eran tres protagonistas en uno. Su presencia no siempre era ansiada para ver aquello con lo que nadie más contaba, sino porque se había difundido que sería tan lindo si no fuera tan raro.

La primera vez que tuvo una interacción con el gran espectáculo mayor ocurrió cuando su presentador, quien manejaba a un par más de individuos que de igual manera exhibían sus talentos en ferias ambulantes, tuvo una gentil y animada conversación con el director del Circo de la Colina.

Fue un intercambio en el cual el artista nunca supo cuál fue el valor que se le dio, aunque lo último que vio del anfitrión con el que trató por muchos años fue su amplia sonrisa mientras agitaba una mano hacia él de despedida, y Tails llegó al circo para formar parte del elenco. Rápidamente el director le dio la bienvenida y lo arrastró con entusiasmo hacia otros dos zorros que había coleccionado por su viaje alrededor del país.

—Uno, dos, tres... —contó al cepillar las dos colas que habían dejado de ser maltratadas desde que se adaptó a su segundo trabajo. El directo del circo era un hombre gruñón, racional y calvo; cuando el artista fue informado de que su principal actuación sería la de volar tal como hizo en esa inesperada demostración, sonrió porque lo que menos quería escuchar era que debía estar de pie con gente de puntillas para alcanzarlo.

Eggman, era su nombre, aunque había oído que tenían otras designaciones para él.

La vida no era cruel ahora que encontró un lugar en el que parecía ser parte de un caso de suma importancia. No lo trataban como una rareza, pero Tails sabía que nunca podría borrar la imagen que se pintó anteriormente de sí.

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