"¿𝑴𝒊 𝒂𝒎𝒐𝒓 𝒄𝒐𝒓𝒓𝒆𝒔𝒑𝒐𝒏𝒅𝒊𝒅𝒐?"

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Dije eso y corte la llamada, no me parecía imposible pero tampoco era creíble, parecía un sueño esto, hasta le pedí al señor Diu que me tiré una cachetada.

—Señor Diu, si esto no es una pesadilla, le pido que me dé una bofetada.

—Pero Isabel, mejor te pellizco—dijo confundido.

—Olvidelo señor, ya me estoy volviendo loca—coloque mi mano en mi frente.

—Parece que recibiste una noticia escalofriante, qué es?—dice preocupado.

—Yo… —Señor Diu hágame este pedido—habla Frank.

—Hablaremos mañana, ya puedes irte a casa Isabel, es mucho trabajo por hoy.

Solo asentí y me dirigí a coger mis cosas del estante.

—¿Problemas familiares?—dice Frank acercándose a mi.

—Ay Frank, no me asustes así, no son familiares ahora—hable alejándome de el.

—Sea lo que sea, sé que no me lo dirás, pero si no tiene solución búscala—se acerca y me da un beso en la frente.

Sentí como mis mejillas estaban enrojecidas y calientes.

—Gracias Frank, te veré mañana—le devolví el beso en la mejilla, para luego salir del lugar.

«Pero que acaba de pasar, por qué mis mejillas están así», comencé a frotarlas pero era inútil, las empeoraba más «que detestable».

Caminé con rumbo a mi hogar, no estaba segura de lo que haría estando allí, pero lo importante era evitar preguntas.

*7:45*

«Que cansancio, al fin llegué», pensé en tocar la puerta, no era mala idea, solo que tal vez ellos no me  esperen a mí.

Luego de abrir la puerta me lleve la sorpresa de que ya no estaban, ni siquiera las pocas cosas que tenían se encontraban ahí.

—Isabel, ya nos mudamos, cuídate mucho hermana—habla Farick.

—Espera, promete que cuidarás de papá y de mamá—mostré mi dedo meñique.

—Lo prometo, parece que aún maduras hermanita—aprieta mi meñique con el suyo.

—Mira quien habla—dije con burla—Eres el hermano mayor que aporta mucho en  la casa—le di una palmada en la espalda.

—Sigues siendo la misma niña burlona e inmadura, nunca cambiarás verdad Isabel—agarra un mechón de mi cabello.

—Nunca, tu mismo lo acabas de decir—le di un puñetazo en el estómago.

—Carajo—grita de dolor.
—De esta no te salvas Isabel Ponce—empieza a perseguirme por toda la casa.

Corriendo me acordaba de como jugaba con mi hermano al lobo feroz y a la caperucita roja, siempre que estábamos juntos la pasábamos muy bien, lo malo siempre fue papá, no le gustaba que juegue mucho con mi hermano, siempre le metía ideas a mi hermano de que si jugaba conmigo se volvería una niña.

"𝑺𝒊 𝑻𝒖 𝑨𝒎𝒐𝒓 𝑯𝒖𝒃𝒊𝒆𝒔𝒆 𝑺𝒊𝒅𝒐 𝑪𝒐𝒓𝒓𝒆𝒔𝒑𝒐𝒏𝒅𝒊𝒅𝒐"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora