📌》𝘤𝘩𝘢𝘱𝘵𝘦𝘳 𝘧𝘰𝘶𝘳 (🦉❄️)

332 37 2
                                    

Stolas entró a su habitación, aún sollozando de dolor. Su corazón ardía, su cuerpo se sentía débil.

Cayó en la cama, cubriendose rápidamente con la manta y apoyó su rostro contra la almohada. Él debía suponerlo, debía haberlo sabido.

Stella tenía razón, Andrealphus era mucho para él, nunca se fijaría en una inútil y tonta lechuza como lo era Stols...

El pensamiento le dio dolor de cabeza y esto hizo que se estremeciera. Tenía que dejar de llorar, si su padre lo encontraba en este estado tan vulnerable, la humillación iba a aumentar a un nivel tan grande.

Secó sus lágrimas y fué al baño para mojar su carita con agua fría, se miró al espejo por unos segundos y luego apartó la mirada bruscamente. Se sentía feo e inútil, su aspecto desaliñado no ayudaba.

Se puso rígido y su expresión cambió a una menos vulnerable tras escuchar pasos hacia su habitación y un suave llamado de su nombre.

ー¿Príncipe Stolas?ー

Escuchó.

ーSu padre quiere verlo, dice que es algo importante. Está en su oficinaー

Stolas tras las palabras suspiró pesadamente, su corazón empezó a latir más fuerte. Se secó las plumas de su cara y salió del cuarto, llendo hasta la habitación de su progenitor.

ー¿Padre? ¿Quería verme?ー

Preguntó mientras abría las grandes puertas, tratando de sonar lo más calmado posible.

ー¡Ya era hora de que llegaras, muchacho! ¡¿Dónde te habías metido?!ー

ーYo estaba... Afuera observando plantas, se me olvidó avisarle esta vez, lo siento muchoー

Mintió, lo único que le convenía hacer en éste momento.

ーMás te vale que estés diciendo la verdad. Tienes deberes importantes que cumplir, no creas que no me he dado cuenta de que desde la semana pasada no los atiendes. Esto no es un cuento de hadas, Stolasー

Paimon comenzó a alzar la voz, acercándose peligrosamente hacia su hijo, quien comenzó a temblar.

ーNo me hagas enojar y mejor ponte a hacer tu mierda de profecías. Para algo te di el maldito libro, idiota. Y no quiero que salgas de éste maldito palacio hasta que acabes con cada una de tus tareas, ¿Me entiendes?ー

Stolas asintió frenéticamente, sintiendo el miedo recorrer su cuerpo. Estuvo a punto de regresar a su cuarto cuando de pronto:

ーY Stolas, no quiero a ninguno de tus amiguitos aquí. Ni a tu futura esposa, su hermano, a nadie. Sin malditas distracciones o tendré que obligarte yo mismo a hacer tus malditos deberes. ¡Ahora largo de mi vista!ー

Y Stolas salió corriendo nuevamente hasta su cuarto. Más le valía obedecer si no quería tener más heridas graves, heridas que no eran notables gracias a sus plumas y no podía agradecer más que eso. No podía imaginarse las constantes burlas de sus propios hermanos u Stella y su grupo si tan solo lo vieran.

Suspiró, buscando el Grimorio. Aún no tenía mucho conocimiento de sus poderes pero era lo menos que le importaba a su padre.

Cuando tuvo el libro en manos, trató de buscar su teléfono para ver si podía contactar a su maestro para que le ayudara, pero notó que su teléfono no estaba. Paimon debió haberlo agarrado, o quizás se cayó en el camino mientras regresaba de la 'cita' con el marqués, si así podía llamarla evidentemente.

Genial, tenía que hacer esto él solo. Con el libro en manos, subió al tercer piso que tenía la gran mansión y entró a una de las habitaciones que era personalmente suya para su práctica de hechizos.

En ella había una mesa con una gran bola de cristal y dentro de esta había polvo estelar de color purpura, meciéndose al ritmo del aire.

Además de ésto, la habitación también tenía otros libros que servirían para su práctica.

Se sentó en la mesa, dejando su grimorio al lado de la bola y buscando una página en específico. Estaba mareado aún, todavía se sentía mal por lo que había ocurrido con Andre, como él y su hermana tuvieron el gran descaro de burlarse de él de una forma que sabían que caería debido a su dolorosa falta de cariño.

El pensamiento lo hizo llorar sin darse cuenta, cubrió sus ojos con sus manos y siguió con el pequeño sufrimiento, desahogándose lo antes posible para continuar con su trabajo.

Luego de un rato, el príncipe estaba practicando la magia. Uno de los sirvientes constantemente lo vigilaba por mandamientos de Paimon, lo que lo hizo entrar en presión.

Trató de hacer lo mejor que pudo, sin voltear a ver al pequeño imp que lo vigilaba ya que sus ojos inferiores tenían grandes ojeras notables.

Así estuvo hasta entrada de la madrugada, dónde el imp le indicó que podía ir a dormir y mañana en la mañana seguía.

También le indicó la hora exacta donde tendría que levantarse a desayunar, alistarse y cumplir con sus otros deberes.

Stolas asintió sin decir más, volviendo a su habitación y acostándose en la gran cama. Estaba agotado por el día que tuvo, sintiéndose una vez más inútil por ser tan malditamente vulnerable, por caer tan bajo solo por una pequeña muestra de amor, algo que nunca le demostrarían sinceramente...


~.🪄🎧》(Continuará...)

𝐀𝐧𝐭𝐞𝐬 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐛𝐨𝐝𝐚...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora