Última parte.

42 5 0
                                    

MY HEART IS ALREADY CHASING AFTER YOU

Desafortunadamente, Min Ho se encontró de frente con uno de los escenarios que ya había previsto.

Había una luz tenue que se filtraba por debajo de la puerta, acompañada de un murmullo distante que indicaba actividad en el interior de la vivienda. Lleno de ilusión y con el corazón oprimido en una mano por los nervios, Min Ho tocó a la puerta. Sin embargo, pasaron los minutos y a pesar de su insistencia, nadie contestó a sus llamadas.

Seung Min no estaba en casa.

Golpeó la puerta activamente hasta que sus nudillos se tornaron rojos y se entumecieron por el frío, provocando que cada golpe doliera como cortes profundos en las manos. El dolor de su persistencia y la ausencia de una respuesta lo obligaron a detenerse, pero aún así decidió quedarse ahí, aferrándose a la esperanza de ver a Seung Min llegar antes de que fuera demasiado tarde.

Mientras esperaba, se sentó en el suelo junto a la puerta, con las piernas encogidas con las rodillas a la altura del pecho y los brazos envolviendo sus piernas, buscando refugio en sí mismo y algo de consuelo en su propio abrazo. Inmerso en sus pensamientos, asaltado por la nostalgia, sus ojos vacíos se perdieron en el entorno mientras, para matar el tiempo, se dejaba llevar por los recuerdos, que lo conducían de regreso a aquellos días.

Nada había cambiado. Todo estaba impecablemente cuidado, a excepción del jardín; éste solía ser su responsabilidad y pasatiempo cuando vivía con Seung Min. En ese entonces, el menor no sabía nada de jardinería, pero hacía un adorable y decente esfuerzo por cuidar de las flores a las que él daba vida, como si fueran los frutos de su amor. Pero en el presente, no hay rastro alguno de vida en la tierra, evidenciando que las plantas fueron abandonadas a su suerte hasta que naturalmente murieron.

Esa era otra triste consecuencia de su partida, pero no podía culpar a Kim. Si había un culpable por la muerte de esas bellas flores, ese era él mismo.

La vista lúgubre del jardín sugería que la sola existencia de esas plantas le hicieron mucho daño a Seung Min, y que tuvo que soportar ese dolor hasta verlas perecer. Conociéndolo, está seguro de que no se atrevió a deshacerse de ellas pese a su sufrimiento y a los tristes recuerdos que cargaban.

Si tuvo la necesidad de ver morir algo tan hermoso sólo por tener relación con él, ¿no significa eso que ver al causante directo de todo ese dolor lo haría sentir mucho peor?

La idea de que lo odia ya no era tan descabellada.

No se podía imaginar todo lo que Seung Min atravesó por su culpa, pero sí podía hacerse una idea del daño que le hacía la nieve estando allí afuera.

Mientras yacía atrapado entre reflexiones y un inmenso mar de memorias, los minutos pasaron con la lentitud de una vida entera. Min Ho se mantuvo ajeno a su alrededor por su seria determinación a quedarse allí el tiempo que fuera necesario, y quería que así fuera aunque desfalleciera durante la espera —pues eventualmente, el cansancio acumulado por la falta de descanso y la alimentación inadecuada comenzaron a pasarle factura; el pecho le ardía con cada soplo de aliento que daba, el frío estaba afectando sus extremidades y un dolor de cabeza insoportable se hacía más intenso a medida que pasaban los segundos.

Estaba muy vulnerable pero no le importó. Min Ho se resistió a esos malestares, obstinado con el pensamiento de que eran insignificantes en comparación con el dolor que le causó a Seung Min y que el sacrificio valdría la pena, si al final de la espera podía volver a perderse en sus ojos mientras ocurría la primera nevada.

Sin embargo, para cuando volvió en sí y se dio cuenta de cuánto había estado esperando, ya eran casi las 10 P.M... Todo ese tiempo y no había ni rastros de la presencia de Seung Min por ningún lado. Esa no era una hora sensata para estar solo afuera y con esta idea en mente los pensamientos intrusivos accedieron a su cabeza.

It Has to Be You | 2MinWhere stories live. Discover now