19- Vuelta a casa.

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Vale, ya estábamos en el avión cuando se me escaparon unas lágrimas recordando todo lo que había vivido este viaje, era impresionante.

Me daba lástima dejar todo esto atrás, pero todo rastro de tristeza se fue cuando me puse a pensar en la perrita que nos esperaba en casa.

Cuando nuestro avión aterrizó, lo primero que hicimos fue sacar nuestras maletas y despedirnos de nuestros amigos.

Llegamos a su casa y me tumbé en la enorme cama que había en su habitación.

***

Mi hermana pequeña había vuelto con mis padres, donde justo nos dirigíamos para ir a ponerle el nombre a nuestra nueva perrita.

Llegamos a mi casa, mientras Zack veía la tele con mi hermana pequeña. Yo llevé mis cosas a mi habitación, mientras que por el camino vi la escalera del desván abierta.

Decidí subir por ella, cuando el olor madera y húmeda me inundo las fosas nasales, reviviendo recuerdos de mi infancia.

Hacía demasiado tiempo que no subía ahí arriba.

Subí hasta arriba, viendo todas las cajas cerradas y mi rincón de lectura, al lado de una pequeña venta circular por la que solía ver la lluvia.

Tenía un pequeño puf blanco de pelitos.

Me quedé sentada un rato cuando me salió una notificación del correo.

Querida Luna Miller, hemos revisado tu petición, y hace unos días mandamos en una carta la respuesta.

Salí corriendo de mi casa a mirar el buzón, y allí estaba la carta. En ese momento me dio igual que estuviera lloviendo, estaba muy emocionada.

Abrí el sobre y empecé a leer.

Querida Luna Miller:

Gracias por su solicitud, después de ver su expediente académico no dudamos en saber que usted es la persona indicada para nuestra universidad, esperamos recibirla pronto, tiene usted un gran futuro.

Harvard.

-Ahhhhh- grité de emoción.

-¿Qué pasó?- me preguntó Zack que había salido al jardín.

-Me aceptaron en Harvard- le dije dándole un beso.

-¿Qué?- me dijo casi sin voz.

-¿No estás contento?- le pregunté extrañada.

-Sí, claro que sí, pero no me dijiste nada.

-Es que no pensé que me fueran a aceptar.

-¿Qué pasará cuando te vayas?

-¿Cómo que, que pasará?- le dije sin entender.

-Harvard está a seis horas en avión.

Mierda, no había pensado en eso.

- Siempre puedes venir conmigo.

-No puedo dejar a la banda.

-¿Pero si me puedes dejar a mí?

-Luna...

-No, Luna no.

-No es lo mismo.

-¿Por qué no es lo mismo?

-Por qué yo no elegí que te vayas.

- Vete.

- Luna, vamos a hablar.

- Vete.

-Luna por favor.

-No, vete.

-Luna, vamos a hablar.

Un desconocido alemánWhere stories live. Discover now