ALIANZA PENDIENTE

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SATORU POV

Hasta donde se los hermanos de Yūji han tenido un contacto bastante limitado con él, ya que a este pequeño tigrecito no le gusta que lo sobreprotejan o que le digan que hacer. Y debo decir que ese par puede ser bastante molesto cuando se trata de Yūji y no los culpo, yo también estoy dispuesto a hacer arder la ciudad entera hasta sus cimientos por él si es necesario.

- ¡Satoru! - exclama mi dulce princesa mientras intenta seguirme el paso. Su aroma se ha vuelto intenso, sé lo que intenta, pero estos idiotas tenían que llegar a la ciudad mañana temprano para que yo pudiera tener una linda velada hoy. - ¿Sabes que eres una maldita red flag andante? - grita.

- Para tu fortuna, cariño, el rojo es tu color favorito después del rojo. - grito en respuesta.

- ¿A quién carajos crees que le hablas así? - escucho del otro lado de la puerta y eso solo aviva mi enojo.

¿Cómo carajos se atreven a gritarme en mi propia casa? ¡Les voy a dar la paliza de sus vidas!

Mi mano alcanza el picaporte de la puerta, estoy por abrir y despotricar contra estos insolentes, pero una mano me detiene. - No te atrevas. - advierte Yūji. Su aroma tiene un toque ácido, es claro que está preocupado o un poco asustado. - Respira cinco segundos y cálmate. - suspiro un par de veces y me relajo un poco. - Bien, ahora ponte tu camisa y yo me encargo de esto. Si abres la boca, juro que jamás en mi vida dejaré que vuelvas a ponerme en un dedo encima. - si esa era una amenaza para que me calmara, siento decir que esa mirada tan imponente me prendió más.

Maldito el momento en el que invité a esos desgraciados.

- Bien. - me hago a un lado mientra Yūji acomoda su camisa. Me pongo la camiseta que había dejado tirada y me quedo atrás de él.

La puerta se abre y los dos alfas se abalanzan contra mi lindo tigrecito. Suguru sigue afuera de la habitación haciendo mil gestos para disculparse. A lo que solo respondo moviendo mis labios "Arruinaron mi noche".

- ¿Estás bien, Yūji? - pregunta él pelinegro escaneándolo de pies a cabeza.

- ¿No te hizo nada raro este idiota? - pregunta seguido el pelirrosa mayor. Aunque sean gemelos, debo decir que Yūji es mil veces más lindo que este salvaje.

Ambos lo abrazan y sueltan un sinfín de preguntas a las que Yūji no alcanza a responder, claramente esta abrumado, y el hecho de que lo estén impregnando con sus aromas resulta mucho más molesto de lo que esperaba. Es mi omega, y el único aroma en su cuerpo debe ser el mío.

- Suficiente. - digo tirando de la camisa de Yūji para acercarlo a mí. - Más vale que ustedes también tengan un buen motivo para haber llegado antes de lo que habíamos acordado. - ambos se muestran hostiles, supongo que es lo normal cuando tres alfas dominantes están en un mismo espacio.

- ¿Huh? ¿Desde cuando tenemos que avisarte que queremos ver a nuestro hermano? Agradece que tuvimos la decencia de no tirar la puerta. - responde el pelirrosa. - Ahora quítale tus asquerosas manos de encima, a Yūji. - Jala a su gemelo para acercarlo a ellos.

Bien, mi paciencia ha llegado a su límite.

- Te voy a matar. - gruño molesto. Y en respuesta ellos también lo hacen. Nuestros aromas son picantes, y amargos. Whiskey y abedul para el alfa pelirrosa, y cedro y cereza coñac para el pelinegro.

- ¡Ya basta! - grita Yūji quedando en medio de los tres. - Controlen sus malditos aromas ahora mismo. - ordena mientras cubre su nariz.

- Oye, cál... - Sukuna no puede replicar pues Yūji continúa dando órdenes.

VOTOS MORTALESWhere stories live. Discover now