Capítulo 4

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Serena lo siguió, tan confundida que ni siquiera podía pensar

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Serena lo siguió, tan confundida que ni siquiera podía pensar. Aún sentía el eco de su contacto en la mano, quemándola.

Habían llevado tantos documentos a la sala de juntas que tuvieron que hacer un par de viajes para devolverlos al departamento de contabilidad. En el segundo, cuando Serena se inclinaba sobre la mesa para recoger otro montón, las gafas se le resbalaron hasta la punta de la nariz. Darien se dio cuenta y seacercó .

—Deja que te ayude.

Antes de que ella pudiera protestar, Darien llevó las manos a las gafas y se las puso bien; pero esta vez no fue capaz de resistirse a la tentación y le acarició las mejillas.

Serena abrió la boca para decir algo. Su corazón latía tan de prisa que parecía que le iba a estallar. Se acordó de If only y se sintió como si fuera la protagonista femenina de la película.

Pero aquello no eraninguna película. Era la vida real.

Darien retrocedió un poco, con la intención evidente de darle la oportunidad de escapar. Serena pensó que debía alejarse, que ella no era lo que él necesitaba, que ella no era lo que él deseaba. Sin embargo, Darien parecía haberla hipnotizado con su mirada.

Él le volvió a acariciar las mejillas y ella se pasó la lengua por los labios.

Aún podía escapar. Todavía estaba a tiempo. Pero quería probar su boca.

Darien se acercó y se inclinó sobre ella. Serena llevó las manos a su pecho y cerró los ojos con fuerza.Cuando sus labios se encontraron al fin, casi no se lo podía creer. Darien Chiba la estaba besando. Y no la besaba como el actor famoso que era, sino como el hombre real, de carne y hueso, que le abríalas puertas de la oficina, la acompañaba al aparcamiento por las noches y lograba que se sintiera bella incluso a pesar de sus gafas. Pero aquello no podía ser. Darien era su jefe. Serena se apartó, tensa. Necesitaba pensar. Necesitaba un poco de espacio. Darien le acarició el cuello y ella abrió los ojos.

—Te acompañaré a tu coche —dijo él.

Su voz sonó tan fría que Serena se sintió muy decepcionada.

—Lo siento, Serena. No tenía intención de. . .

Serena no dijo nada. Le temblaban las piernas y se había quedado sin fuerzas.

—Lo digo muy en serio —continuó él — . Yo no. . .

—Déjalo, por favor. No sigas.

Ella derramó una lágrima solitaria y se sintió estúpida por haber pensado que Darien podía desearla de verdad. Se acercó a su mesa, recogió el bolso y se alejó por el pasillo.

Darien la siguió, pero sólo hasta la salida del edificio.

Serena llegó a su coche y entró a toda prisa. Seguía excitada y todavía sentía el contacto de sus labios.

Un Romance De Película. Where stories live. Discover now