Rechazo [Vhope/Junghope]

Capítulo 3

Algo era diferente, la expresión en su rostro, su porte decaído, la palidez de su piel y la voz debilitada. Parte de él intentaba mantener su papel de un miembro más del concejo, pero las ojeras bajo rostro restaban mucho a esa sonrisa.

Hoseok penso que Jungkook se lo merecía, claro que lo hacía. No tuvo corazón en dejarlo en un estado mucho peor al que él se encontraba en ese momento, pero aún así, en su interior algo se removía, un impulso que quería correr a los pies del alfa preguntándole si estaba bien.

No.

No debía.

Eso está mal. Tanto que ni siquiera debería pensarlo mientras su alfa destinado, Jeon Jungkook declaraba en su contra.

—Morira. Es un omega inservible incapaz de cumplir su papel.

Los miembros del concejo se vieron unos a otros en completo desacuerdo. Jung Hoseok no era débil, no era incapaz y mucho menos inservible. Pero su propia presencia en ese momento daba la razón a Jungkook.

—Joven Jung —hablo el miembro de mayor antigüedad—. ¿Podría explicar a lo que se refiere su prometido?

Hoseok bufo al escucharlo. Molesto, cansado. ¿Su prometido?

—El compromiso está roto —declaro bajo el asombro de todos, menos el de Jungkook, que aún sentado en su silla tenía esa molesta y desagradable sonrisa—. Mi alfa me rechazo.

Deseaba mantenerlo en secreto, que nadie se entera de que estaba muriendo. Nadie tenía que saberlo, pero Jungkook se regocigaba en que todos se enteraran de la verdad al organizar esa reunión de emergencia, aún cuando el alfa líder, su padre, no se encontraba dentro de sus dominios.

No tenía salida.

Debía aguantar las lágrimas, el nudo en su garganta.

Se sentia tan solo. No estaba su padre, no estaba Jimin o Namjoon para apoyarlo.

—yo... —dijo, en voz baja. Tan suave y lastimero—. Me quedé apoco tiempo de vida.

Un aplauso resonó en el silencio, haciendo eco y asustandolo. Era Jungkook, que aún en sus pocas fuerza se ponía de pie para señalarlo con una sonrisa.

—¡Lo escucharon! —acuso en voz alta—. Ya no le corresponde ningún derecho sobre el mando y el poder de nuestra manada y por sucesión me corresponde a mi, tomar su lugar.

Hoseok se mordió el labio inferior, saboreando el líquido metálico de la sangre en su boca. Cerro las manos con fuerza, tanta que los nudillos emblanquecieron y sus uñas se clavaban contra su piel.

—¡Cállate! —dijo en voz alta—. ¡Eres un miserable! Un alfa idiota que no merece nada. ¡Nada! ¿Crees que puedes tomar todo el poder solo porque pueda morir hoy? No tienes ni un poco de lo que se necesita para ser un líder.

Jungkook no borro su sonrisa. Se alejo de la mesa lo suficiente para caminar entre todos y llegar hasta él y colocarse a su detrás de la silla. Sus brazos se extendieron por el respaldo, su cuerpo cubriendo casi todo. Estaba tan cerca que la calidez de su aliento contra su nuca lo estremeció.

—Cariño —dijo en un susurro—. Rindente. Yo gane.

—¡Hoseok!

La puerta fue abierta de golpe. La luz entrando con fuerza y en medio de ella la figura de Namjoon, su mejor amigo.

—Lo...lo siento —la confianza que tenía su amigo bajo al verse bajo la mirada de todo el concejo molesto por su entreda—. Mis disculpas. Lo siento mucho, no volverá a pasar.

—Joven Kim —hablo uno de los presentes—. Nos agrada que finalmente aceptará una de nuestras invitaciones para ser parte del concejo, pero no creo que está sea una forma propia de hacer presencia.