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Nota de autora: Está historia es ficticia y originalmente la estaba escribiendo solo para mí. Pero ahora me gustaría compartirla con ustedes. Si no son fan del bromance Chestappen está bien solo no dejes hate por aquí y pasa de largo.


Ya estaba bastante molesto.

Suficiente presión ya tenía como para estar preocupado por su nuevo compañero de equipo.

<<¿En qué carajos estaba pensando Horner?>>

<<¿Qué mierda tenía en la cabeza?>>

A media temporada cambiarle al compañero era una completa locura.

¿Por qué clase de idiota lo tomaban?

Max parecía león enjaulado. Caminando de un lado a otro por su enorme casa. Regalo que se dió después de su primera victoria. Sus amados gatos la miraban echados desde sus tumbonas esperando que el ataque de ira se le pasará. Ya lo conocían de ante mano. Un hombre joven con personalidad de mierda y carácter agresivo. Frío, seco y con la única intención de seguir ganando premios y convertirse en el máximo jerarca de las filas de la FIA.

Para eso lo habían entrenado. Para eso su padre lo había forjado a temple y hierro.

Después de golpear fuertemente el saco de box que tenía en aquella sala con vistas al mar. Se apresuró a tomar una ducha ya que ese día sería la junta de equipo para presentar a su supuesto compañero.

<<Compañero mis pelotas>>

Pensó mientras se vestía de modo casual usando su habitual uniforme de la escudería en la que planeaba estar muchos años más.

Se colocó su gorra oficial en tonos azules con el número 1 bordado en rojo. Número que le da la identidad en el mundo del raicing y lo coronaba como campeón actual.

Caminaba a paso apresurado y aún sintiendo la rabia por todo su sistema. Bajó las escaleras con desespero y busco las llaves de su auto.

Llegar hasta la pista de Abu dabi dónde se celebraría la próxima carrera le llevaba hasta treinta minutos. Así que usó ese tiempo para idear un plan que le sirviera para mandar a volar a su no deseado compañero.

La música electrónica que salía por los altavoces no terminaba de mermar todo el tumulto de emociones que lo invadian desde que le dieron la noticia.

Nada debía salirse de su control. Incluso aquello dónde no tenía poder. Debieron haberle avisado desde antes.

¡Maldita sea!

Gritó pegándole al volante. Ya tenía toda la maldita temporada planeada. Ya conocía en demasía a sus rivales. Ya estaba todo meticulosamente planeado para que sin ningún problema pudiera festejar su próxima victoria.

Todo estaba en punto. El auto, las reglas, las carreras, las celebraciones hasta las malditas entrevistas. No le gustaba nada ese cabo suelto. No le daba buena espina tan repentina decisión.

—Buen día señor Verstappen —saludó el guardia de seguridad en aquel enorme aparcamiento. A lo que él no respondió. Su mirada gélida y sus ojos azules cuál enormes glaciales. Todo en el era tan soberbio, sobrio y altanero.

Todos conocían al "león Verstappen" ese chico de veintiseis años que a nadie le hablaba a menos que fuera muy necesario. El tipo de persona con la cual debes guardar silencio absoluto en su presencia.

La mayoría en su garaje le tenía miedo. Sus mecánicos actuaban cual robots solo haciendo su trabajo. Ya que por muchos que desearan festejar los triunfos de su piloto este no se los permitía.

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