Mereoleona se acercó a Inuyasha con paso decidido, su mirada determinada reflejaba su confianza en sí misma. Sin rodeos, se detuvo frente a él, mirándolo directamente a los ojos con una intensidad que capturó la atención del joven medio demonio.
"Inuyasha", comenzó Mereoleona, su voz resonando con firmeza en el aire tranquilo del parque. "Quiero ser clara contigo. Desde que te conocí, he sentido una conexión especial contigo. Admiro tu fuerza, tu determinación y tu valentía. Me gustaría conocerte mejor y ver si podemos construir algo juntos."
Inuyasha, sorprendido por la franqueza de Mereoleona, no pudo evitar sentirse intrigado por sus palabras. Sus ojos dorados buscaban los de ella, intentando comprender la sinceridad de su expresión.
"Mereoleona...", murmuró, sus pensamientos turbados por la inesperada confesión. "No sé qué decir. No estoy acostumbrado a este tipo de situaciones."
Mereoleona sonrió, su confianza intacta. "No tienes que decir nada ahora mismo, Inuyasha. Solo quiero que sepas que estoy aquí, dispuesta a apoyarte y a compartir contigo todo lo que pueda."
El silencio se extendió entre ellos por un momento, pero en ese silencio, Inuyasha comenzó a comprender la sinceridad y la fuerza de Mereoleona. Una chispa de curiosidad y esperanza comenzó a encenderse en su interior, y con una leve sonrisa, extendió su mano hacia ella.
"Gracias, Mereoleona", dijo con gratitud. "Estoy dispuesto a ver a dónde nos lleva esto."
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Inuyasha y Mereoleona disfrutaban de un día soleado de primavera en el parque. Las flores estaban en plena floración, pintando el paisaje de colores vibrantes y aromas dulces. Ambos paseaban entre los senderos, compartiendo risas y conversaciones animadas.
Inuyasha: (sonriendo) ¿Quién iba a pensar que pasaría un día tan agradable contigo, Mereoleona?
Mereoleona: (riéndose) ¡Es verdad! Pero aquí estamos, disfrutando del sol y la brisa primaveral. No hay nada mejor que esto.
Se detuvieron junto a un estanque cubierto de nenúfares y observaron cómo los patos nadaban perezosamente en el agua cristalina.
Inuyasha: (mirando a Mereoleona) Debo admitir que me sorprende tu lado tranquilo. Siempre te he visto como una guerrera feroz.
Mereoleona: (sonriendo) Todos tenemos nuestro lado suave, Inuyasha. A veces es bueno tomarse un descanso de las batallas y disfrutar de la belleza de la naturaleza.
Inuyasha asintió, admirando la serenidad de Mereoleona. Juntos continuaron su paseo por el parque, compartiendo momentos de complicidad y conexión.
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Mereoleona: (entusiasmada) ¡Oye, Inuyasha! ¿Qué te parece si te presento a mis padres?
Inuyasha se detuvo en seco, sorprendido por la propuesta.
Inuyasha: (tosiendo) ¿Tus padres? ¿Estás segura de que quieren conocerme?
Mereoleona: (riendo) ¡Por supuesto! Sería divertido ver sus reacciones cuando conozcan al famoso Inuyasha.
Inuyasha se rascó la cabeza, nervioso ante la idea de conocer a los padres de Mereoleona.
Inuyasha: (inquieto) Bueno, supongo que podría ser interesante. Pero, uh, ¿no crees que es un poco pronto para eso? Quiero decir, aún no somos...
Mereoleona: (riendo) ¿Novios? No te preocupes por eso, Inuyasha. No tenemos que etiquetar las cosas para divertirnos juntos. Además, mis padres estarán encantados de conocerte, sin importar cuál sea nuestra relación.
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No Seré Como Ellos
قصص الهواةInuyasha, así fue nombrado el día de su nacimiento. Un hijo bastardo de una mujer interesada La cual nunca lo vio como algo qué debía cuidar. más bien lo veía como algo a lo qué sacar provecho. sus primeros 9 años de vida los vivió con su madre la c...
