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Kaili se deslizaba elegantemente por las calles cubiertas de nieve, su vestido negro ondeando con gracia detrás de ella

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Kaili se deslizaba elegantemente por las calles cubiertas de nieve, su vestido negro ondeando con gracia detrás de ella. Una sonrisa siniestra jugueteaba en sus labios mientras se acercaba al gran local donde había organizado una fiesta supuestamente para celebrar, pero en realidad, para llevar a cabo su plan de venganza.

cuando llego observó con una mirada fría la habitación decorada con luces tenues y adornos elegantes. Era difícil creer que este lugar, que ahora parecía un escenario de una fiesta glamorosa, pronto se convertiría en el campo de batalla de su venganza. Con paso decidido, se movió entre los invitados, saludando con una sonrisa falsa mientras su corazón latía con ferocidad, anticipando lo que estaba por venir.

La ocasión era una fiesta reservada organizada por ella misma, una joven aparentemente dulce y encantadora, pero que ocultaba una oscuridad profunda. Había invitado a sus padres, quienes habían abusado de ella física y emocionalmente durante años sin ser descubiertos por la justicia, así como a su prometido machista y a sus suegros abusadores.

Con una mezcla de satisfacción y ansiedad, Kaili observó cómo sus invitados llegaban y se acomodaban en la sala de estar. Sus padres charlaban animadamente con el prometido de Kaili, mientras que los suegros abusivos intercambiaban risas crueles. Era hora de poner en marcha su plan.

Una vez que todos estuvieron reunidos, Kaili tomó el centro de la habitación, atrayendo la atención de todos con su presencia magnética. 

— Queridos invitados —

Comenzó, su voz resonando con autoridad contenida.

— han sido convocados aquí esta noche por una razón específica —

Los rostros de los presentes se tensaron ligeramente ante el tono serio de Kaili, pero ninguno sospechaba lo que estaba por venir. Con gestos hábiles, Kaili activó los mecanismos ocultos en la habitación, cerrando las puertas y sellando las ventanas, atrapando a todos dentro.

— Es hora de que enfrenten las consecuencias de sus acciones —

Continuó Kaili, sus ojos brillando con una determinación fría. 

— Han abusado, han maltratado y han destruido vidas inocentes. Y hoy, pagarán por ello —

Un murmullo de confusión y temor se extendió entre los invitados, pero antes de que pudieran reaccionar, las regaderas contra incendio se activaron por la habitación mojándola por completo junto con los invitados. Un olor fuerte se hizo presente, aquel olor tan conocido por Kaili y sus padres. Los gritos comenzaron a surgir mientras el olor acre del combustible llenaba el aire.

— Pero no teman — 

Dijo Kaili con una sonrisa siniestra. 

— No seré tan misericordiosa como para permitirles morir tan fácilmente —

Con movimientos rápidos y precisos, Kaili se acerco a sus padres que estaban empapados por el combustible, a su prometido y a sus suegros, quienes ya estaban desmayados en medio del salón, con sumo cuidado los amarro a unas sillas dispuestas estratégicamente en el centro de la habitación. 

Los ojos de sus víctimas se abrieron con horror mientras recuperaban la conciencia, dándose cuenta de la pesadilla en la que se encontraban atrapados.

— ¿Papá recuerdas lo que me decías cada vez que agarrabas esto? —

Detrás de ella había sacado el mismo instrumento con el que le quemaba los brazos, estaba de un rojo ardiente listo para apoyarse sobre la tenue piel de sus progenitores. Ellos la miraron con terror absoluto, nunca se imaginaron ver a su hija de esa manera, la habían criado para que obedeciera todo lo que le pedían, no para esto.

En medio de la oscuridad y el caos, Kaili comenzó su ritual de tortura, usando el calor como su herramienta de justicia, quemando lentamente cada uno de sus cuerpos mientras ellos gritaban y suplicaban por misericordia. Pero para Kaili, no había piedad. Solo había un deseo ardiente de venganza, alimentado por años de dolor y sufrimiento.

Los demas invitados miraban la escena con pavor, algunos se veían enfermos, otros no soportaron y sus cuerpos estaban desmayados, mientras que otros solo intentaban escapar. Eso a Kaili le pareció placentero, tener a todas aquellas personas como unos conejillos de indias, a su merced, era placentero para ella.

 — ¿No estas orgulloso de mi papá? Por fin logre ser perfecta —

Los cuerpos cubiertos por quemaduras con sangre brotando de ellas combinado con el sudor y lagrimas era como una obra de arte para ella. Era un cuadro, una escultura bien detallada lista para una exposición de arte. 

 — ¡Damas y caballeros! —

Levanto la voz para que los demas le prestaran atención, cuando lo tubo su sonrisa se agrando, esta vez ya no parecía aquella dulce chica que ayudaba a cualquier persona, esta vez era una asesina con algún problema psicológico, así la veían todos. 

— ¡Espero y estén preparados para la siguiente función! —

Su tono de voz era irreconocible, con cada palabra que soltaba hacia temblar todos los cuerpos de los presentes. Los gritos se hicieron presentes los cuales se mesclaban con la música de fondo. Kaili tenia una antorcha encendida entre sus manos, sus ojos reflejaban las flamas de fuego y su sonrisa era siniestra.

— ¡El acto final será el resurgimiento de todos ustedes! —

Con un gesto despiadado, encendió el fuego que había preparado meticulosamente en cada esquina del local.

El caos estalló mientras las llamas consumían el lugar, envolviendo a los presentes en un torbellino de pánico y desesperación. Kaili permaneció impasible en medio del caos, observando con satisfacción cómo su venganza se desataba ante sus ojos.

Los primeros gritos por el calor infernal fueron de los que estaban amarrados en las sillas en medio del salón, sus gritos fueron desgarradores, se podía sentir aquel dolor ardiente con tan solo escucharlos.

Los demas trataban de salir al exterior, pero era imposible, todo era un caos.

Las sirenas de la policía se estaban escuchando a lo lejos y Kaili lo único que pensaba era que por fin era libre, libre de todos aquellos que la atormentaron desde que tenia uso de razón. 

Un peso se desvaneció, se desvanecía con los gritos de su alrededor, aquel lugar era el infierno mismo.

Un peso se desvaneció, se desvanecía con los gritos de su alrededor, aquel lugar era el infierno mismo

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⏰ Last updated: Mar 01 ⏰

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𝑬𝒗𝒊𝒍 𝑳𝒊𝒆𝒔   ⚕︎    𝗔𝗹𝗮𝘀𝘁𝗼𝗿 Where stories live. Discover now