¡Libre!

27 1 0
                                    

En un día sombrío y tormentoso, las nubes grises cubrían el cielo como un manto ominoso mientras la lluvia golpeaba implacablemente contra el suelo mojado. Era el escenario perfecto para la liberación de un temido asesino en serie, cuya presencia atemorizaba a cualquiera que lo tuviera en frente.

La prensa, a pesar de la lluvia torrencial, se agrupaba en torno a la entrada de la penitenciaría, aguardando con nerviosismo la salida del criminal. Las cámaras protegidas bajo plásticos transparentes y los micrófonos envueltos en fundas impermeables, listos para capturar cada detalle del momento que se avecinaba.

Cuando finalmente la puerta de la prisión se abrió de par en par, un halo de tensión llenó el aire cargado de humedad. El asesino, envuelto en una capa empapada que goteaba agua, emergió de entre las sombras de la penitenciaría. Su mirada, fría e impasible, parecía cortar a través de la lluvia mientras avanzaba con determinación hacia la libertad.

Los flashes de las cámaras estallaban en un frenesí de luz, pero el hombre parecía ajeno a la vorágine mediática que lo rodeaba. Su atención estaba en otro lugar y, sin prestar demasiada atención a la multitud que lo rodeaba, avanzó con paso seguro.

Los relámpagos iluminaban intermitentemente la escena, proyectando sombras fantasmales sobre el rostro imperturbable del criminal. Los periodistas, con la lluvia empapando sus prendas y rostros, mantenían sus cámaras enfocadas en el hombre que avanzaba, indiferente al clamor de la prensa y al rugido del temporal.

Al llegar al vehículo oscuro que lo aguardaba, el asesino se detuvo un instante. Sus ojos oscuros brillaban con una intensidad inquietante bajo la luz intermitente de los relámpagos. Sin una palabra, se volvió hacia la multitud de periodistas, una sonrisa siniestra curvando sus labios en una mueca macabra. En un susurro apenas audible sobre el estruendo de la tormenta, pronunció esas dos palabras que helaron la sangre de quienes lo escuchaban: -Volví-

Con esa frase pronunciada en medio de la tempestad, el criminal subió al automóvil y se perdió en la noche lluviosa, dejando atrás a la prensa atónita y a una ciudad sumida en el terror y la incertidumbre. Aquel día, marcado por la furia de la naturaleza y la presencia de un peligroso depredador de la oscuridad, quedaría grabado en la memoria colectiva como el inicio de una nueva pesadilla.

El silencio se apoderó del lugar por un instante, roto solo por el sonido metálico de las cámaras disparando y los murmullos nerviosos de los presentes. Aquel momento, con la lluvia torrencial sobre la escena que había quedado grabada en la retina de todos los testigos, marcaba el inicio de un nuevo capítulo, uno que todos recordarían como el regreso del temido criminal que todos odiaban. La prensa, con sus cámaras en mano, capturó cada detalle de ese instante icónico que resonaría en la memoria colectiva durante mucho tiempo.

Dentro del automóvil oscuro, el asesino se despojó del impermeable empapado con una sonrisa inquietante en el rostro. Observó con curiosidad al hombre que lo acompañaba y, con un tono burlón, rompió el silencio: -No me mires así-. Luego, con un gesto impulsivo, bajó la ventanilla del vehículo y asomó la cabeza, como un niño emocionado por la perspectiva de un viaje.

Sin embargo, la actitud despreocupada del asesino fue rápidamente frenada por su compañero, quien con tono serio y severo le reprochó: -Reich, lo has arruinado todo. Deberíamos demostrar que estás rehabilitado, que la gente no debería temerte-. Cerrando la ventanilla con enfado, lo miró fijamente y añadió: -Será difícil que la sociedad te acepte, pero me preocupa más si tú serás capaz de adaptarte a este nuevo mundo-.

Un silencio tenso llenó el interior del vehículo mientras ambos hombres se observaban mutuamente, cada uno sumergido en sus propios pensamientos y emociones. Finalmente, un suspiro compartido rompió la atmósfera cargada de incertidumbre, dejando entrever la complejidad y la tensión de la situación en la que se encontraban. ¿Podría Reich redimirse ante la sociedad y encontrar su lugar en un mundo que lo veía como un monstruo? ¿Podría realmente dejar atrás su oscuro pasado y abrazar un futuro incierto lleno de desafíos? Solo el tiempo diría la respuesta a esas preguntas, mientras el automóvil se alejaba en la tormentosa noche, llevando consigo los temores de dos hombres.

La nueva realidadWhere stories live. Discover now