Capítulo 3: La imágen de un ídolo

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Esta historia posee lenguaje vulgar y grosero. Si no gusta de este tipo de historias un tanto violentas verbalmente, abandone la historia.
Se tendrán burlas a enfermedades terminales, racismo, xenofobia, etc.

Además, se cambiará la guerra a conveniencia y ser mejor manejada para la historia.

Disfruten.

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Palabra/Personaje/Acción importante
Pensamientos/FlashBacks
Narración

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Kota Izumi se mantenía al margen mientras inspeccionaba minuciosamente su nuevo cuarto, perteneciente probablemente al peliverde mayor. Podía notar que estaba realmente limpio, con alguna pega en la pared por haber arrancado algún póster que reposaba hace mucho tiempo. Su mochila bajó por sus hombros y la colocó en una silla de manera tranquila.

Su nueva habitación no era realmente lo que esperaba. Izuku Midoriya lo había salvado de haber sido asesinado en ese momento por Muscular al igual que "vengó" de manera simbólica a sus padres, que en paz descansen. Era muy simple, siendo solamente una cama, una mesa de noche y un escritorio donde podía hacer los deberes. También tenía un armario, aunque estaba un poco desgastado. Le pediría ayuda al peliverde para restaurarla o algo por el estilo.

Aún recuerda lo que ocurrió hace unas horas atrás, y del cómo llegó aquí en primer lugar.

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Kota volvía felizmente desde la U.A. mientras pensaba en la sorpresa que sería para su "familia" el haber aprobado el ingreso escrito de la misma escuela para ser un héroe. Seguramente estarían haciendo un trabajo, así que se lo mantendría en secreto junto a Ragdoll ( Tomoko). Ella actualmente no poseía ningún Quirk debido a que All For One se lo arrebató, así que se limitaba a dar asistencia desde la casa usando su computadora portátil.

Aunque sí bien All For One fue derrotado en la última guerra, y los quirks volvieron a sus respectivos usuarios, algunos quirks se perdieron con el pasar del tiempo, al no ser compatibles nuevamente con sus originales cuerpos. Eso se debió a que su naturaleza se acostumbró al gran poderío y potenciación de All For One, y se perdieron con el pasar del tiempo. Esto mismo pasó con Ragdoll. Si bien perdió su quirk otra vez, no fue tan preocupante como la primera vez.

Ahora, la residencia se cernía sobre él quién, de manera impaciente, se apresuró a ir hacia el interior de la estructura dónde podía vivir de manera agusta.

- ¡Estoy en casa! -. Exclamó para que alguien lo escuchara.

Tomoko, moviéndose en su silla con ruedas se asomó por uno de los pasillos que daba como destino al comedor. La mujer peliverde le sonrió mientras le saludaba con una sonrisa cariñosa. Sentía ese afecto de familia que la mayor irradiaba.

- ¡Bienvenido a casa, Kota! -.

Levantándose de la silla, se acercó y lo atrajo en un cálido abrazo de familia. El adolescente correspondió al mismo, sufriendo un poco por la fuerza abrumadora que la chica tenía. Apesar de ser una Quirkless, tenía la fuerza de veinte camiones.

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